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Fito y Fitipaldis crea un 'macrokaraoke' en su concierto en la Plaza de Toros

  • La histórica banda hizo que los miles de asistentes corearan los grandes éxitos en el espectáculo que conmemora su veinte aniversario en el ruedo

Fito y Fitipaldis hizo un repaso a lo más granado de su discografía.

Fito y Fitipaldis hizo un repaso a lo más granado de su discografía. / Carlos Gil.

A Fito Cabrales le ha salido el tiro por la culata. Aunque proclamara voz en grito que aprendió a no pedir "nada a cambio" ayer Granada le devolvió veinte años de amor desde que comenzara a llenarse la Plaza de Toros, aunque los besos que le pidieron sí que los devolvió a base de rock. Junto a su banda, los Fitipaldis, el hombre de la boina calada invadió esta ciudad haciendo restallar una veintena de canciones 'clásico-épicas'. Una por cada año que cumple la formación.

Parece que 1998 fue un año prolífico en lo que ha creaciones de bandas se refiere, este concierto, tras el de Ismael Serrano hace semanas, fue el segundo que conmemora esta efeméride. Los veinte años son casi imperceptibles en este rockero escueto de nariz afilada. Como conservado en buen güisqui, el compositor de decenas de canciones históricas del pop rock nacional salió al escenario sin cenar: tenía hambre de fiesta, de público y de ruido. Y se lo comió todo.

El vasco recorrió toda su carrera a base de rescatar sus inmortales canciones y estribillos

Los miles de asistentes que colmaron anoche el coso se deleitaron con sus golpes suaves al corazón -hay que reconocer que el punto fuerte del vasco es la sentimentalidad- aunque también hicieron lo propio cuando lo que se terciaba era hacer retumbar la arena con estribillos eléctricos bajo la lengua.

Otro de sus atributos más reconocibles: la instrumentalidad ligera que suple con letras de vocación filosófica y aforística, que fueron el hilo de plata que bordó la noche. Canciones legendarias en la lista de sus fans -que atesora a miles repartidos por toda España y Sudamérica- recorrieron con sus estribillos cada cuerda vocal que asistió al concierto. Decimos cada cuerda, porque las canciones elegidas para celebrar este veinte aniversario se prestaban a eso: un karaoke multitudinario. Temas como Soldadito marinero, Acabo de llegar, Me equivocaría otra vez o Lo que sobra de mí peregrinaron por toda la historia del rock que Fito Cabrales ha regalado a este país.

Otras como Rojitas las orejas de su primigenia formación Platero y tú derramó algunos centilitros de saliva de los fans más cañeros y nostálgicos aunque sin duda, los coros se venían arriba con otras posteriores que hoy cumplen más de diez años como Siempre estoy soñando, La casa por el tejado o Un buen castigo.

A fin de cuentas para todos, menos para Gardel, veinte años sí son mucho y si se hace una prolífica carrera como la de Fito, se puede bordar todo un directo en el que cada canción signifique algo intenso para alguien. En este caso, miles de granadinos tenían algo que agradecerle a Fito y Fitipaldis.

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