El fex llega a las salas de exposiciones

Fotografías dialogantes

  • La sala Zaida inaugura la exposición 'Espacio Festival' que muestra la apuesta de la cita por el diálogo intercultural

Cuando la palabra 'interculturalidad' era un vocablo ininteligible, el Festival de Música y Danza de Granada ya apostaba por el mestizaje. Un resumen gráfico de las actuaciones que han contribuido a derribar fronteras es el contenido de la exposición Espacio Festival que se inauguró ayer en la sala Zaida de Caja Rural.

El Festival de Granada estuvo en Eslovenia el pasado mes de enero firmando la Declaración sobre Diálogo Intercultural -sólo dos festivales españoles se unieron a la carta para poner en práctica un código común de conducta-. "La declaración pone de manifiesto que las sociedades han avanzado y cada país contiene numerosas culturas, con lo que la multiculturalidad de antes se ha convertido ahora en una interculturalidad con una serie de comunidades conviviendo", explican los responsables de la muestra. "El diálogo intercultural es necesario para combatir el racismo, con lo que la declaración, además de un contenido utópico y de reflexión, también tiene contenidos políticos". Con este trasfondo, el Festival hace un repaso a las actuaciones que a largo de su historia han contribuido al "entendimiento entre las personas". Un ejemplo "claro" es el comienzo de los años noventa, cuando se dieron cita en Granada las distintas músicas que han florecido a lo largo de la Ruta de la Seda. Y no sólo música de China, también los Derviches Girovagos de Turquía o Ali Khan -el cantante pakistaní más famoso de la historia-. Fue una apuesta clara por el 'diálogo cultural entre civilizaciones'.

Una de las instantáneas más curiosas de la muestra comisariada por Rafael del Pino data de los años cincuenta con Margot Fontaine acompañada con las chicas de la Sección Femenina, con sus trajes y una flor en el pelo. Pero no fue hasta la década de los setenta cuando actuó la primera orquesta extranjera, "aunque desde los inicios vinieron multitud de compañías de danza", como la Ópera de París o la compañía del Sadler's Wells, actuaciones convenientemente reflejadas en las paredes del Zaida.

La exposición se articula en torno a algunos párrafos de la Declaración sobre Diálogo Intercultural. "Los festivales dan la oportunidad de enriquecer su carrera a artistas de todo el mundo iniciándose un proceso de intercambio mutuo de excelencia artística". Y sobre esta afirmación, fotografías del Ballet de Tokio, Elizabeth Arcos, un vihuelista marroquí, un grupo beréber en la Mezquita del Albaicín, el bailarín indio Astad Deboo en la Fundación Rodríguez Acosta o los Derviches en el Palacio de Carlos V, imagen que se funde con los bailarines del Ballet de Béjart. Pero también una instantánea de Christian Zacharias, "un ejemplo de músico europeo en el Patio de los Arrayanes".

Y todas las imágenes trufadas con la cerámica de Fajalauza que es el motivo del cartel de este año del Festival. "En este mundo globalizado damos voz a nuestras raíces, al imaginario colectivo de todos los granadinos, de todas las culturas que han ido sumando trazos al dibujo de las cerámicas de Fajalauza", apuntan desde el Festival. "No en vano", continúan, "con la cerámica se viaja desde Oriente, con la dinastía Ming, hasta Portugal". En este sentido, la Fajalauza es una parábola de "cómo las distintas culturas se van sumando".

Otra punto de la declaración sostiene que "los festivales constituyen un reto para las tradiciones locales, al tiempo que estimulan el respeto a nuestra herencia cultural común". En el caso del festival granadino, el flamenco recoge estas raíces con fotografías de espectáculos como Café chinitas.

Más puntos del decálogo del festival intercultural: "Los festivales juegan un papel crucial en el contexto educativo, promocionando una cultura de la paz y el respeto entre las personas". Ilustra la frase el ballet de Maite León, "por el respeto a las personas discapacitadas" o la actuación de Astad Deboo "junto a un grupo de una escuela de niñas sordas". Y si el decálogo habla de la influencia en el público, pues una gran fotografía de La verbena de la Paloma ilustra la cita. Además hay una exposición paralela con instrumentos musicales de todo el mundo cedidos por Manuel Mateo.

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