El Patronato de la Fundación José Saramago de Castril acordó ayer en una reunión extraordinaria el cese de su gerente, Juan José López Ródenas (Juan Mar), que fue sustituido en el cargo por Andrés López, concejal de Innovación y Tecnología del Ayuntamiento de Castril, tal y como confirmó ayer a este diario Miguel Pérez, alcalde de Castril.

Tras la asamblea, el organigrama del Patronato de la Fundación queda presidido por la Diputación de Granada -representada en la reunión de ayer en la figura de su portavoz, José Torrente- y con el Ayuntamiento de Castril -a través de su alcalde- y la Universidad de Granada -con la vicerrectora de Extensión Universitaria, María Elena Martín-Vidaldi, como cabeza visible- como únicos patronos tras la marcha de la institución de la viuda del escritor portugués, Pilar del Río.

La salida de Pilar del Río de la Fundación que lleva el nombre de su marido se hace así efectiva después del comunicado que remitió por carta postal al Patronato expresando su "malestar" ante las noticias difundidas por parte de la Diputación Provincial referentes al pago pendiente de una factura de un valor de 9.000 euros por un supuesto banquete de bodas y que Miguel Pérez atribuye a "una mala gestión" por parte del anterior equipo de gobierno del Ayuntamiento.

El alcalde de Castril quiso resaltar que, pese a estos cambios en el organigrama, la Fundación continuará con las líneas de trabajo que venía desarrollando desde su creación, basadas en la ayuda a los sectores más desfavorecidos de la localidad y en la promoción de la obra literaria del Nobel portugués, cuya figura no están dispuestos a desligar de Castril.

"Me gustaría tener una reunión con la familia de José Saramago para explicar bien lo ocurrido e intercambiar puntos de vista", apuntó Pérez, quien asegura que su principal objetivo pasa por pagar esa deuda de 9.000 euros a los proveedores del pueblo y continuar desarrollando las actividades habituales en la Fundación, porque lo de la puesta en marcha del ambicioso edificio proyectado por Álvaro Siza y que debería para cerrar el triángulo vital de Saramago entre Lisboa, Lanzarote y Castril, definitivamente sí que ya es otra historia.