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Gitanos en ColoradoMúsica en blanco y negroArrojado a las fierasLa mística del África eterna

Después de engordar su lista de fans con la banda sonora de Little Miss Sunshine, el cuarteto de Denver publica su cuarto álbum de estudio. Puede parecer una excentricidad que desde el corazón del Oeste Norteamericano surja una música tan oriental. Spaghetti western y ritmos balcánicos, valses y mariachis, cabaret y polka rock, pasajes en español y violines gitanos conforman un sabroso recorrido por las músicas del mundo que cualquiera situaría en el Este europeo. Junto a Beirut, otra banda de Nuevo Mexico empieza a crear una tendencia que es algo más que una anomalía.

Uno de los músicos más personales y reconocibles de los últimos veinte años vuelve a la carga. Ahí están sus inmutables referentes y su mitomanía. Los trajes elegantes de la era dorada del soul-jazz, su música cinematográfica en busca de película, el suspense, las persecuciones, las tramas de espionaje, los thrillers negros y los comics de súper héroes en blanco y negro. La voz profunda y nocturna de narrador en off, los bajos neumáticos y unas composiciones y arreglos a la altura de sus benditas frustraciones. No haber nacido Elmer Berstein o personaje de Preminger.

Qué bien suena el nuevo disco de Sr. Chinarro. Las sucesivas escuchas revelan que no todas las canciones están a la misma altura, y a pesar de ello, sigue pidiendo volver a ser oído. Algunas comparaciones fáciles te hacen pensar en Magnetic Fields o Belle & Sebastian sin desmerecer. Pero son los textos los que enganchan. Por su consabida capacidad para hacer poético lo cotidiano. Así se muestra vulnerable en Los amores reñidos, críptico en Anacronismo, irónico en San Antonio o sensible en El Gran Poder. Ocurrente en La perra marchita y hasta folklórico en El teórico. Y siempre genial.

Tras el fabuloso Boulevard de l'Independance, su anterior disco firmado con la Symmetric Orchestra, Toumani Diabaté, el rey de la kora, vuelve a entregar un álbum íntimo en solitario. Han pasado 20 años desde la última vez que eso ocurriera, cuando debutó con Kaira. Y aunque sigue dando conciertos con la orquesta, ha querido hacer una parada para grabar este disco de recogimiento e introspección que tardó apenas dos horas en terminar. Con él recupera la música de sus ancestros, rinde tributo a su tradición y al gran Ali Farka Touré. Y la belleza telúrica de la eterna África.

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