Cine

Glamour y un poco de amor edulcorado

Las cuatro amigas rompedoras que recorren Manhattan mientras hablan de hombres y sexo sin tapujos, locas por las marcas de lujo y el glamour, que convirtieron en un icono la serie Sexo en Nueva York, llegan al cine con una trama donde lo esencial es saber si habrá o no boda entre Carrie y Mr. Bing.

La película, que se estrena el próximo viernes, retoma la acción cuatro años después del final de la serie que, en 2004, dejó a las cuatro solteras más famosas de la Gran Manzana con su meta, la búsqueda del amor definitivo, conseguida.

Sarah Jessica Parker, Cynthia Nixon, Kim Catral y Kristin Davis vuelven a convertirse en Carrie, Miranda, Samantha y Charlotte. Cuatro solteras en la treintena -ahora ya cumpliendo los 40- que debutaron en televisión en 1998 en una serie que, durante seis temporadas, fue candidata a 50 premios Emy -ganó siete- y a 24 Globos de Oro, de los que se llevó ocho.

La clave de su éxito fue mostrar una visión actual del mundo femenino sobre la amistad, el sexo y el amor; sumada a un glamour que convirtió en estandarte de moda 'el estilo Carrie', firmado por la prestigiosa diseñadora de vestuario Patricia Field.

La película que llegará en breve a las pantallas se limita a ser una prolongación de la serie, pero sin la frescura de aquélla, al llevar sus señas de identidad al extremo, al tópico, con una trama casi inexistente que sirve para promocionar de forma descarada marcas de lujo, poniendo el acento en un incesante desfile de modelos de sus protagonistas y una visión empalagosa del 'amor verdadero'.

Si la clave del éxito de la serie Sexo en Nueva York descansaba en mostrar una visión actual del mundo femenino sobre la amistad, el sexo y el amor, sumado a un glamour que la convirtió en estandarte de moda, la película se limita a convertir esas señas en tópicos encerrados en una trama edulcorada.

Sexo en Nueva York nació en forma de columna periodística firmada por Candace Bushnell, una periodista que se mueve por los lugares más in de Nueva York y que narraba sus experiencias y las de sus íntimas amigas.

La serie no tardó en convertirse en una de las estrellas de la cadena privada HBO al mostrar un grupo de mujeres inteligentes, sofisticadas, triunfadoras y sexys, cuyas conversaciones se centran en las relaciones, sobre todo en sus amores y experiencias sexuales con desparpajo.

Además de ser un elogio de la amistad entre cuatro personalidades totalmente distintas: la chica de moda, la abogada cínica, la devorahombres y la chica dulce y tímida.

Estas señas de identidad, adobadas por un paseo por los espectaculares locales de moda donde se movían hicieron de Sexo en Nueva York todo un icono seguido mayoritariamente por un público femenino, y convirtió a Sarah Jessica Parker, productora de la misma, en toda una estrella, tras un discretísimo paso por el cine, y en el icono de moda de los últimos años.

De ahí la expectación ante la película. Sin embargo, todos los elementos rompedores de la serie, se transforman en el cine en un puro tópico y comedia romántica al uso.

Y es que el filme deja de lado el sarcasmo y el cinismo que marcaban la serie, haciendo caso omiso de los personajes en sí, convertidos en estereotipos de las fashion victims y fijarse únicamente en la modernidad y el glamour, llevándolo hasta la exageración.

El reparto de la película reúne a todo el equipo de la serie, acompañadas por la oscarizada Jennifer Hudson y, de nuevo, una colaboración de Candice Bergen, que sirve como excusa para que Carrie muestre los modelos de novia de sus diseñadores favoritos y una repetición inusitada al nombrar y mostrar logos y bolsas de dichas firmas.

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