Muestra El valor de la creación local

Gorafe atrapa las miradas con sus 'Juegos de artificio'

  • El artista granadino abandona el reciclaje habitual de su obra y se sumerge en la poesía visual de las telas metálicas para hablar de ironía, movimiento y elasticidad

"Obras objetuales de complejísimos desarrollos geométricos que atrapan entre sus redes modulares la mirada y, a través de ella, conducen al pensamiento hasta conectar con un discurso plástico y una sensibilidad propia y única". Con estas palabras describe Emilio Almagro, responsable de la galería Sandunga, Juegos de Artificio, una muestra que reúne las creaciones más recientes del artista granadino Alejandro Gorafe.

Una veintena de piezas integran la muestra que se inauguró ayer, una selección del trabajo más reciente del artista que parece evocar al ambiente doméstico de una casa. Una alfombra, un cuadro, una escalera, un cojín… objetos de la vida cotidiana que se pueden encontrar en un hogar. Pero para darse cuenta de eso es necesario una profunda observación de las piezas, a simple vista no se concibe como tal. "Me interesa más la sugerencia que la evidencia, evocar una historia, no dar sólo un punto de vista", explica. Las pretensión del autor es que cada obra sea un mundo abierto para cada persona, por eso en esta ocasión ha prescindido de los títulos en las obras. En cambio le ha otorgado un nombre a la muestra que da una pista al visitante sobre lo que se va a encontrar: Juegos de artificio.

Una veintena de piezas, algunas colgadas en la pared y otras superpuestas en el suelo vienen a representar distintas visiones de los objetos. "Dibujar en el aire" es una de las propuestas de Gorafe, colgada en la pared a modo de cuadro, una trama de hierros de distintos tamaños que se encuentran por casualidad chocan y forman un total sutil, fresco, airoso y casual. Por otro lado sobre un pequeño pedestal blanco sitúa una pieza inspirada en una alfombra, explica el autor, "una trama de alambres, rejillas y mallas dibujan los marcos y contrastes característicos de una alfombra marroquí".

Y es que la cultura granadina arabesca está muy presente en la obra del autor. "Las influencias son inevitables", confiesa, "toda una vida viviendo en Granada observando sus calles, la luz que las atraviesa, su arte y su cultura, marca mucho". Son notables las reminiscencias a las celosías, el juego de luces y sombras, aunque en este caso no se den los coloridos que inundan la ciudad. Son el blanco y el gris de las telas metálicas los que componen un ambiente sobrio y elegante abierto a la imaginación. Aún así el color está presente a través del 'macarrón', un elemento que utiliza en media decena de piezas que consiste en un ensamblaje de tela metálica por la cuela los macarrones de distintos colores y hace un juego visual.

El trabajo de Gorafe ha ido cambiando a lo largo de los últimos años. Explica que le lleva mucho tiempo preparar una exposición, y ésta surge a partir de otra que llevó a la misma galería en la que también trabajó con telas metálicas. Pero a diferencia de su trabajo anterior, que se ha caracterizado por el reciclaje de objetos, éste se basa en las mallas metálicas y los muelles que trabaja con una sola herramienta y sus manos, un alicate. A partir de ahí moldea, recorta, rompe y conecta para crear mundos llenos de movimiento. Como resultado objetos que parecen estáticos a simple vista pero que invitan a tocarlos y notar su elasticidad. Como un cojín elaborado con un material elástico con el que atrapa el aire, lo envuelve y que "incluso parece estar mullido".

"Funciona a un nivel muy intuitivo", confiesa, "es todo un proceso". Se plantea la obra a partir de un material como una tela metálica, lo rompe y lo mueve hasta conseguir la forma deseada. Como con una malla que ha ido cortando y abriendo, generando algo similar a un "helicoide" que desde un prisma más sencillo parece el esqueleto de una casa. Se repiten los recuerdos del hogar, otra de las piezas a modo de ventanitas se asemeja a la fachada de una casa sin las paredes exteriores, permitiendo ver las habitaciones, las distintas plantas y las escaleras que las unen.

Basta con recorrer la sala, caminar alrededor de una pieza, agacharse y mirar a través para descubrir los distintos ángulos, recovecos y variaciones que puede tener una misma obra. Aparecen y desaparecen las verticales y horizontales, se construyen nuevas concepciones e historias. En la obra de Gorafe existe un juego de ritmos muy complejo que aparentemente sugiere la inestabilidad y el desorden aunque "lleva un orden". Una obra me lleva a la otra, confiesa el artista, por ello incluye en la muestra una de las últimas creaciones que elaboró para la anterior exposición y además sabe señalar cuál sería la obra que le conduciría a la siguiente.

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