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Granada abraza el tango a plena luz del día

  • Un centenar de alumnos de la primera escuela de baile tanguero de la ciudad participan en una exhibición en Bib-Rambla para homenajear a sus maestros

Neruda y Lorca volvieron a encontrarse ayer 75 años después de su primera reunión en Valparaíso. El Teatro Isabel la Católica fue el testigo de esa cita, de la que ha quedado constancia en la entrada posterior. El concejal de Cultura del Ayuntamiento de la ciudad chilena, Jorge Castro, inauguró ayer seis placas con palabras de los dos poetas en el acceso de la calle Mora.

A las doce y media de la mañana el edil chileno descubrió la cortina roja para dejar a la vista dos placas de azulejos granadinos con mención al viaje de Lorca a Valparaíso en 1933. Esas lozas están acompañadas por cuatro placas de cobre con poemas de Neruda que dejan constancia para la posteridad de ese hermanamiento de las ciudades y las sensibilidades poéticas.

Los ayuntamientos de Granada y Valparaíso participan en esta iniciativa, auspiciada por el Festival Internacional del Tango, en la que han colaborado artesanos locales de las dos ciudades. Fue en la Cumbre Internacional del Tango que se celebró en Valparaíso en 2007 donde se dieron los primeros pasos de este proyecto, que lleva por título Caminito de Neruda y Lorca. Castro recordó que en una de las 44 colinas que forman la ciudad chilena, declarada Patrimonio de la Humanidad, se instalaron durante la celebración del encuentro tanguero las primeras placas: veinte azulejos granadinos con versos de Lorca y otras tantas placas de cobre con poemas de Neruda.

"Las cuarenta piezas están instaladas en las casas del camino que asciende hacia La Sebastiana, la residencia de Neruda que corona una de las colinas más visitadas de Valparaíso", recordó el edil, quien calificó la iniciativa como "un encuentro entre Lorca y Neruda, entre el tango y la amistad". Y afirmó que el motivo de la elección del Teatro Isabel la Católica para la colocación de las placas se debe a que es "un espacio que ha acogido durante veinte años las actuaciones más importantes del Festival de Tango".

Jorge Castro comentó que, en el marco de esa "complicidad entre Granada y Valparaíso", quedaba emplazado un futuro encuentro para "la instalación de otras placas en la Casa de Lorca".

Tras el descubrimiento de las placas, el Festival trasladó su actividad a la Plaza Bib-Rambla. A las una del mediodía, con puntualidad británica, comenzaba a bailar las parejas de tango, un género musical del que se dice que debería haber recibido un premio a la natalidad.

Una orquesta típica de Suecia ofrecía sus esmeradas melodías de sensualidad y tristeza desde un escenario instalado en la plaza, pero la atención se centraba en los dúos de bailarines que, con los cuerpos entrelazados y mejilla contra mejilla, protagonizaban romances de tres minutos.

Marta Negrín y Manuel Rosales, creadores de la primera escuela de tango-danza de Granada, recibieron un emotivo homenaje del Festival Internacional de Tango con este baile popular en el que participaron un centenar de bailarines de toda Andalucía, antiguos discípulos suyos en su mayoría.

Las medias de rejilla, los tacones de charol y los sombreros de azabache se mezclaron con las gafas de sol en un escenario urbano en el que se mostró la pericia de su alumnado, parejas de todas las edades que eran capaces de sustraerse a las miradas del nutrido círculo de espectadores hasta el punto de bailar con los ojos cerrados.

Pero la clase colectiva no fue el único momento en el que tango salió a la calle para encontrarse con los granadinos. La fachada del NH Victoria se convirtió por la tarde en el escenario vertical en el que músicos, cantantes y bailarines aparecían en las ventanas del edificio en una metafórica secuencia que patentizaba la relación entre al tango y la urbe.

Claudia Levy fue una de esas artistas que miró al público desde las ventanas del Hotel Victoria para ofrecer la versión femenina de un género musical machista en su origen. La cantante, compositora y pianista repitió después en la gala que el festival dedicó a la mujer en el Teatro Isabel la Católica. Sus innovadoras letras con melodías clásicas compartieron escenario con Silvana Gregori, que homenajeó a la famosa tanguera Eladia Blázquez. La bandoneoista Carla Algeri también participó en un espectáculo que puso su nota exótica con el cante de la japonesa Chie, que actuó acompañada por el bandoneón de Osvaldo Montes y la guitarra de Aníbal Arias.

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