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Granada tiene la oportunidad de trazar su futuro cultural

  • La ciudad del siglo XXI exige que se cumplan las expectativas creadas alrededor del Teatro de la Ópera, del Milenio y del Centro García Lorca, sin olvidar el gran museo

Como se desprendía del 'minibalance' cultural ofrecido el pasado día 31, gran parte de las cosas emprendidas en Granada están en el alero, aunque con muy buenas perspectivas, porque se han dado los primeros pasos. Como decíamos, el Parque de las Ciencias es una de las brillantes realidades que marca ese presente y ese futuro, con el ya emblemático y generoso espacio construido, digno de aplauso porque está en la línea que Granada se debe marcar para trazar las infraestructuras culturales que nos demanda el siglo XXI. Estructuras, por otra parte, que ya poseen o están en trance de culminar, muchas capitales españolas y andaluzas. Recordaremos la Ciudad de las Artes y las Ciencias, de Valencia, el museo Picasso, de Málaga, y el de arte, a punto de estar en uso, junto al gran Teatro, que supera en espacio al proyectado en nuestra ciudad. Sevilla amplía el Teatro de la Maestranza, convertido en la tercera gran oferta de la ópera de España, tras el Liceo y el Real, en importancia programática. Además dispone de más de 15.000 metros en la Cartuja para el Centro Andaluz de Danza, que la consejera Rosa Torres, ha insistido en que se quede en Sevilla, mientras Granada, Junta y Ayuntamiento, disputaban los metros cuadrados que hubiesen sido necesarios para ubicarlo aquí.

Así que, como todo en esta ciudad, las cosas nuevas y trascendentes hay que sacarlas con sacacorchos y superando no pocas disputas y enfrentamientos institucionales. Ahí está una de las grandes esperanzas para el desarrollo cultural, económico, y turístico que debe representar el gran espacio escénico, que insisto en que debemos llamar gran Teatro de la Ópera, por lo que ello lleva de compromiso real.

A la Academia de Bellas Artes de Granada, y muy en concreto a su presidente, José García Román, hay que agradecerle la iniciativa, los debates, la reflexión y el empuje a las instituciones para que el proyecto se lleve a cabo con las máximas garantías y profundidad. Junta y Ayuntamiento han acordado espacios -quizá insuficientes-, se ha aprobado el atractivo edificio del arquitecto japonés Kengo Kuma, denominado Granatum y sólo esperamos que se inicien las obras, no sólo físicas, sino teniendo en cuenta cuidadosamente los contenidos que va a albergar este lugar que debe ser emblema de la ciudad del futuro en todos los aspectos.

Los momentos de crisis en que vivimos no debe ser pretexto para rebajar las expectativas ni el techo de las ambiciones. He dicho en muchas ocasiones que en Granada, para ser realistas, hay que pedir lo imposible -lo que decían los del mayo francés del 68-, o, por lo menos, lo que aquí parece siempre imposible, cuando es absolutamente normal y realista en otros lugares. Así que habrá que seguir, muy de cerca y muy atentos, los pasos que se vayan dando, empezando por exigir la máxima transparencia por conocer los detalles del día a día.

La otra incógnita, como decía en el resumen mencionado, es lo que respecta a la celebración del Milenio en lo referido a la cuestión cultural. Al margen de la oportunidad de ver concluidas infraestructuras diversas -autovías, AVE, etcétera-, estamos a la espera anunciada para este mes- de conocer proyectos concretos, que no se limiten sólo a ese parque de la Vega, que nadie sabe exactamente lo que supondrá.

Esperemos que este año vayan concretándose ideas. Entre ellas habría que plantearse, aprovechando esta oportunidad del Milenio, la construcción de un edificio, igualmente emblemático, para acoger el gran museo de Bellas Artes que necesita la ciudad, no sólo para acoger la totalidad de los fondos dispersos por distintos recintos -incluyendo los del actual Museo existente en el Palacio de Carlos V, insuficiente, y que debería dedicarse a fines relacionados con el monumento-, sino para acoger importantes exposiciones itinerantes que, por falta de espacio, no pueden soñarse en Granada, no sólo para disfrute de sus ciudadanos, sino como atracción foránea, como ocurre con tantos otros museos nacionales, empezando por el Guggenheim. En esas salas debería instalarse la exposición internacional que exige la conmemoración del milenario del Reino de Granada. 2013 está a la vuelta de la esquina y no podemos perder el tiempo. Confiamos en la capacidad de David Aguilar como coordinador e impulsor de todo lo que cuelgue en este proyecto. En cuanto a los otros signos que marcarán la Granada del futuro, está el museo de la Memoria de Andalucía, próximo a inaugurarse, así como el Centro García Lorca, un nuevo referente para Granada, a través de la obra de su poeta más universal. Esperemos verlo en marcha este 2009.

Para el Festival Internacional de Música y Danza -el más importante evento cultural de Granada- habrá que pedir que no sólo se confíe en la demostrada imaginación y talento de Enrique Gámez, sino que se dote económicamente con la suficiente generosidad para competir con éxito con el resto de los certámenes nacionales y europeos, a cuya Asociación pertenece desde su fundación, en 1952.

La Orquesta Ciudad de Granada, que celebrará en 2010, el XX aniversario de su fundación, tiene el reto de convertirse ya en una gran orquesta sinfónica, al margen de su colaboración con el Teatro de la Ópera. Esperemos que este año el auditorio Manuel de Falla haya superado ya las reformas que tan lentamente lleva el Ayuntamiento.

De todo ello, la ciudad no pasiva, debe estar muy atenta. El futuro siempre pide cuentas. Y el futuro empieza hoy.

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