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Guadalupe Plata, un fin de semana en el sótano

  • La banda, que acaba de recibir el premio de la Música Independiente al Mejor Álbum, hace doblete este fin de semana en Planta Baja.

Acaban de recibir el premio de la Música Independiente al Mejor Álbum de Rock que otorga la UFI, un certamen al que parecen abonados, y hasta diarios de prestigio internacional como The Guardian se hacen eco de impacto y los califican de revitalizadores del rock and roll en nuestro país. No le falta razón al periódico inglés; cuando empezaron parecían una marcianada surgida de otro tiempo y de otro lugar, una locura, un atrevimiento imposible que pretendía darle una nueva vida al más oscuro y primitivo blues rural, una pesadilla de efervescencias etílicas cercana al delirium tremens de un viejo buscador de oro vencido superado por los tiempos y las circunstancias.

Y sin embargo, contra todo pronóstico, se convirtieron con su batería minimalista, un chiste de contrabajo hecho con un barreño de zinc y un palo de fregona y el ardor infeccioso de un cantante y guitarrista poseído por el diablo del que nadie podía apartar la vista, en una sensación a la que no pudo resistirse ni el más indie de los hípsters, en la banda más creíble del panorama patrio, en un ejemplo que ha creado escuela y en una de las máquinas mejor engrasadas del mundo para facturar rock'n'roll sin conservantes ni colorantes, pura adrenalina al mismo tiempo retro y epítome de la modernez. Así es el mundo.

Basta que te empeñes en ser el inadaptado de tu promoción reivindicando como un loco mudo en lo alto de la colina las bondades de Sleepy John Estes o Charley Patton para convertirte en el tipo más deseado de la fiesta. Así ha venido sucediendo con su primer minilp, el magnífico 10 pulgadas Guadalupe Plata, con el primer álbum, Guadalupe Plata, con el segundo, Guadalupe Plata, el tercero llamado Guadalupe Plata y con el más reciente de título… Guadalupe Plata.

A estas alturas no debería ser necesaria presentación alguna, pero como siempre hay gente que acaba de volver de darle la vuelta al mundo en piragua durante sus últimos diez años sabáticos, digamos que Guadalupe Plata es un trío procedente de Úbeda formado por el guitarrista y cantante Perico de Dios, el bajista Paco Luis Martos y el batería Pedro Jimena, los tres fervorosos aficionados al blues arcaico del Delta, género que practican sin rubor pero con letras en castellano de lírico surrealismo, con tanta entrega como simplicidad.

En su impecable trayectoria no solo han conquistado la escena alternativa nacional sino que se han convertido en asiduos de salas y festivales de media Europa, de casi toda Latinoamérica e incluso de los Estados Unidos. Y haciendo blues. Como, al igual que los asesinos, tienen por costumbre volver al lugar del crimen, este fin de semana hacen doblete con dos noches consecutivas en su sótano favorito, el de la sala Planta Baja, donde colgarán el cartel de 'aforo completo' tanto el viernes como el sábado. Una vez más.

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