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Henchidos de 'Orgullo' conEl Barrio

  • Más de 8.000 personas arroparon las canciones de 'La voz de mi silencio' que El Selu regaló en el Palacio de Deportes

Antes, los grupos que llenaban estadios cantaban letras que parecían chistes de Lepe con acento del barrio de Salamanca; para más detalle, donde vive Don Jaime de Marichalar. Nada que ver con el acento de El Barrio, que a fuerza de sinceridad y una honestidad brutal que ya quisiera para sí Andrés Calamaro, consigue año tras año que 8.000 personas llenen a rebosar el Palacio de Deportes.

Momentos antes del concierto, una extraña confluencia de Seat Córdoba y Seat León en los alrededores del Palacio anticipaba que era noche de El Barrio, convertido ya casi en una parroquia que incluso ya tiene su himno particular, Orgullo, que cantó a final del concierto. "Somos los barrieros, bohemios y soñadores...". Todo el lujo en un país que como himno tiene el chunda chunda. "Cuando sea mayor podré decir que la gente se ponía el sombrero para ir a verme". Otra utilidad. También se lo pueden quitar ante un hombre que no vive del pasado, que con cada disco consigue otros tres o cuatro temazos que añadir a su larga lista de éxitos. Algo que ya no consigue ni el mismísimo Joaquín Sabina. La prueba son los 8.000 espectadores que no ponen cara de "¿Qué canción es ésta?" cuando aborda los temas de La voz de mi silencio.

Y como contrapunto a la melancolía que impregna sus canciones, José Luis Figuereo Franco se mostró "alegre de estar en Granada" antes de cantar El comienzo. Y botes y manos en alto. Y 8.000 voces que por momentos consiguieron acallar 'la voz del silencio' de El Selu. Y como espectador masculino, otro de los méritos que cabe atribuir a El Barrio es conseguir que en sus conciertos haya en mayor número de bellezones por metro cuadrado. Otro aliciente para cantar Buena, bonita y barata, la canción estrella de la gira con un acordeón que hizo olvidar anteriores experiencias con Chanquete o María Jesús.

Quién soy, Viento de otras tierras, Todo tiene su fin, Sólo soy historia, Amor de géminis, El gran circo, Llorando por Granada o Materia inexistente se sucedieron, volviendo a demostrar una vez más que sus letras son como una Biblia para sus seguidores y que una noche en Granada puede ser mágica, ser de la calle, ser de El Barrio.

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