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"Hicimos 'Ainadamar' porque nos conmovió el proyecto"

  • Las hermanas son responsables de la fiel caracterización de los personajes de la ópera

"Si aceptamos hacer el vestuario de Ainadamar fue porque, desde el principio, nos conmovió el proyecto", reconocen al unísono las hermanas María y Tolita Figueroa, muy satisfechas con la acogida a esta ópera que, tras el estreno del sábado, vuelve a poner esta noche sobre el escenario del Generalife la pasión y muerte de García Lorca contada por su musa la actriz Margarita Xirgu. "Lorca propicia una hermandad que definitivamente nos une a los americanos con España, una manera muy bonita de mezclarnos. Siempre fue un escritor muy importante en México, y en cuanto nos propusieron el proyecto nos conmovió, enseguida nos llevó al colegio de Madrid donde aprendimos con las ultimas generaciones de maestros republicanos, a la época en que papá ya era un personaje en el cine mexicano y fundó una compañía llena de exiliados españoles, esos republicanos que en México veíamos en la escuela, en las imprentas, en los teatros... Era también el ambiente familiar, porque mi padre compartía esa ideología. Cuando Buñuel le propuso hacer Viridiana dijo que cuando quitaran a Franco del guión vendría a rodar a España, pero mientras estuvo vivo nunca vino por solidaridad con sus amigos republicanos, gente muy cálida y generosa, entrañable. Y nos hemos planteado este trabajo como un tributo, como una forma de darles las gracias por ese legado".

"Papá" era Gabriel Figueroa, posiblemente el más importante director de fotografía del cine mexicano de siempre, lo que permitió a las hermanas desde niñas un contacto directo con figuras como Luis Buñuel o Dolores del Río, "aunque nosotras tan jóvenes no calculábamos la trascendencia de esta gente. Pero papá no traía a casa a cualquier artista, solo a sus amigos, era un hombre muy recto, que quería llevar a sus hijos por el camino del bien, pero todos acabamos por el del mal", dicen entre risas. "Trató siempre de disuadirnos de entrar en el mundo del cine y la farándula, eso no era para sus niñitas, y así lo hicimos, estudiamos carreras universitarias, pero acabamos en la farándula". A Luis Buñuel, uno de los asiduos a las cenas familiares con Luis Alcoriza y Dolores del Río, lo recuerdan "siempre dispuesto a una broma o un juego, y nos trataba como a los insectos de sus películas: muy bien. Era un bromista consumado, y nosotras todavía adolescentes, siempre le molestábamos con preguntas. Entonces apagaba el audífono y preguntaba ¿qué quieren saber? Coqueto, amable, divertido y lleno de anécdotas: le proponían hacer publicidad y siempre presentaba unos anuncios imposibles, que nadie le aceptaría hacer. Recuerdo uno con Cristo en la cruz y pide agua, le acercan la esponja mojada y dice Jesús ¿es Perrier? Sí, entonces no quiero. Fue testigo en nuestros matrimonios y después se disculpó: todas las bodas a las que asisto acaban en divorcio".

Las hermanas Figueroa se han documentado en profundidad, como siempre hacen cuando reciben un encargo, sobre el tema de la obra "y hemos asistido a cursos de los mejores especialistas sobre Lorca. Y nos hemos metido en ese mundo por medio de materiales literarios, fotográfico, fílmico, hasta que han ido surgiendo las ideas. Para mí lo más difícil -dice María- era no caer en una visión más surrealista, y ha sido el director escénico Luis de Tavira el que recondujo esa primera impresión al introducir esa perspectiva religiosa que nunca había tenido en cuenta respecto a Lorca y los republicanos españoles", comenta sobre el que puede ser uno de los aspectos más controvertidos de la obra. Otro peligro podía ser un andalucismo tópico que las diseñadoras del vestuario y caracterizadoras de los personajes han evitado en sus atuendos "porque podía ser ridículo, como si unos andaluces van a México a cantar corridos. Pero sí hay -afirma Tolita- cosas secretas andaluzas en el vestuario, como la chaquetilla que viste el personaje de la Xirgu, inspirada en un torero, hemos querido guardar ese aire popular sin que resultara populachero. Ha sido un desafío por ejemplo vestir el flamenco, que nunca habíamos trabajado, y adaptarnos al movimiento de los maravillosos bailarines de la compañía Gades, porque con el vestuario no te equivoques, ni puede estorbar a la narrativa, ni ser protagonista".

Con Granada están encantadas, "una ciudad amable, peatonal, cariñosa, salvo por el clima podríamos adaptarnos sin problemas". En invierno hace frío, les recordamos. "Pues volveremos en invierno".

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