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"Hoy en día no se podría vivir sin los ritmos étnicos"

  • El periodista presenta hoy su discofórum en el Teatro Alhambra

Una noche de viernes en Suecia, José Miguel López tuvo que aguantar el poderío alcohólico de un "vikingo gigantón" que le dijo que en España "éramos muy intolerantes". Aquello le hizo recapacitar: "Cómo voy a ser intolerante. Yo que soy árabe, cristiano, judío...Yo soy de todo". Pasó en 1985 y fue la génesis del programa de música Discópolis que conduce en Radio 3 desde el 87 como un viaje cosmopolita y abierto al mundo. Podría ser una buena historia para el discofórum que hoy presenta a las 20.00 horas en el Teatro Alhambra dentro del ciclo Música Contada.

-Le viene como anillo al dedo.

-A mí me das un micro y -se ríe- puedo hacer hasta bailar...

-Lo ha titulado 'Ritmos étnicos y rock con raíces'. ¿Por qué?

-Voy a hablar de la conexión entre el rock clásico español de Califato Independiente y Triana y su vínculo con los ritmos étnicos de Radio Tarifa o Ketama. Esto me va a dar pie a contar mis canciones favoritas.

-Últimamente se lleva mucho eso de fusionar.

-En realidad los ritmos étnicos son un género propio. Es mi propuesta para traducir al español el término inglés etnobeat, que suena muy pedante y que no tiene nada que ver con la world music, un género anglosajón donde incluyen todo aquello que no es suyo.

-¿Quiénes fueron los primeros en hacer ritmos étnicos?

-Los ritmos étnicos nacieron en 1984 con la obra Sahara elektrik de Dissidenten, donde un grupo alemán se mezcla con un grupo marroquí, Lem Chaheb. Por primera vez ese año se mezcló el rock con una música autóctona en condiciones de igualdad. Hasta entonces había habido adornos. Triana no deja de ser un grupo que utiliza elementos étnicos pero como adorno. El primer ejemplo en España fue Ketama, con el disco Shongay, que era equvilante al Sahara elektrik. Más tarde surgieron grupos como Radio Tarifa, los valencianos L'Ham de Foc o Perro Flauta, con música africana y extremeña.

-Algo de eso sonará esta noche ¿no?

-No voy a contar mis gustos personales porque hay cosas que son muy obvias, que yo ponga a Enrique Morente o a Carlos Cano en Granada... no tiene sentido. Lo conocéis mejor que yo. Podría poner a mi grupo favorito, Pink Floyd, pero son super masivos y no tiene ningún interés. Voy a tratar de aportar algo distinto con el criterio de las conexiones entre los ritmos étnicos y el rock. Por supuesto, sonarán Dissidenten y alguna sorpresita más.

-¿Algún grupo local?

-Yo destacaría a Maui y los Sirénidos. Al principio puede chocar pero cuando aposté por Radio Tarifa nadie daba un duro por ellos. Maui, para mí, tienen un significado parecido 20 años después.

-Fuera de su trabajo, ¿sin que discos podría vivir?

-De la media docena de referencia que tengo, El lado oculto de la luna, de Pink Floyd; Larks' Tongues In Aspic de King Crimson; no puedo vivir sin la versión de la 5ª Sinfonía de Beethoven de Carlos Kleiber y sin la versión de la 4ª Sinfonía de Mahler de Bernard Haitink. El disco de Carlos Cano Crónicas Granadinas es sublime y hay un cantautor, Benito Lertxundi, del que me gusta todo. Por supuesto, también obras de John Coltrane y Billie Holiday.

-¿Cuál es su último descubrimiento?

-Un grupo de Castellón que se llama Duende y aire. Meten standards de jazz en palos flamencos.

-Si cada época tiene su música, ¿cuál pertenece a estos años?

-Cada cuatro o cinco años hay una movida diferente. Si en los 40 fue el rhythm and blues, en los 50 el rock and roll, en los 60 el beat de los Beatles y luego la música progresiva, el rock sinfónico, ahora no se podría vivir sin los ritmos étnicos.

-Al final terminó tumbando a aquel 'vikingo' que le llamó intolerante.

-Llevo 22 años con el programa de Discópolis y ha crecido mucho más de lo que me podía imaginar. Nació como la forma positiva de un programa previo muy crítico que se emitía los fines de semana. Era ir a la contra. Fernando Argenta me pidió que en ver de ir a la contra fuese a favor y dejara de ser pesimista. Discópolis nació un 5 de enero del 87, a las cinco de la tarde, una hora muy torera.

-Propone un viaje abierto y cosmopolita. ¿Hacia dónde?

-La música es capaz de transportarte hasta el infinito y lo más profundo. Yo concibo la música como expresión de sentimientos, no como industria. No me interesa el disco número uno 'objetivamente' . La música es el medio más adecuado para expresar y es tan inabarcable que no se sabe hasta dónde vamos a llegar. Mientras haya músicos y compositores habrá cosas que contar.

-Supongo que habrá recibido presiones.

-Es consustancial al cargo. La labor de todas las compañías es presionarte para que tú les hagas caso, pero estoy en Radio 3, la radio pública, y yo selecciono. Soy un mero trasmisor entre creadores y audencia. Intento conocer lo que se hace e ignorar olímpicamente las campañas de las multinacionales.

-La música tiene multidud de tonalidades. ¿Es difícil distinguir tan claramente entre lo bueno y lo malo?

-Yo tengo mis gustos y todos los gustos son respetables. Mi criterio profesional es dar a conocer lo que hacen los profesionales. Yo busco que un determinado artista aporte algo, busco su potencialidad.

-¿Qué tiene de plural y qué de anónimo bucear por internet?

-La posibilidad de bajarte música es maravilloso pero hay que ordenar la cantidad de información que ofrece. Es un océano tan inmenso que alguien te tiene que orientar. Habría que fijar criterios, la calidad y la progresión del lenguaje musical.

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