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Ida y vuelta entre Cuba y España

  • La Casa de los Pisa acogió un concierto de guitarra a cargo de Pyrophorus, o lo que es lo mismo, el dúo de músicos cubanos Alí Arango y Josué Fonseca

La guitarra fue protagonista en la Casa de los Pisa.

La guitarra fue protagonista en la Casa de los Pisa. / álex cámara

La guitarra clásica se convirtió anoche en el vehículo tímbrico de un amplio programa que viajó de lo culto a lo popular o lo personal y que se inició en el romanticismo para llegar hasta el siglo XXI. El guitarrista y compositor cubano Alí Arango y su compatriota Josué Fonseca mostraron su versatilidad de este instrumento en el Palacio de los Pisa con una propuesta con obras de Heitor Villa-Lobos, Andrés Segovia, Agustín Barrios Mangoré, Paco de Lucía, Leo Brouwer, Debussy, Gismonti o Churchill.

El concierto se estructuró en dos secciones. En la primera, Arango (1982), ganador del primer premio del XXXII Certamen Internacional de Guitarra Clásica Andrés Segovia (La Herradura, 2017), presentó piezas de creación propia, arreglos en los que los géneros y estilos se funden así como adaptaciones de conocidas obras cuya belleza se renueva al son intimista de la guitarra clásica.

La primera parte fue para Alí Arango y la segunda se convirtió en el dúo Pyrophorus

Fue el caso del Vals de Chopen con el que se abrió el concierto, originalmente compuesto para piano que adquiere interesantes matices gracias a las melodías tímbricas de este nuevo formato.

Continuó el concierto con el célebre Choro núm. 1 de Heitor Villa-Lobos para guitarra a solo, que forma parte de una serie de trabajos denominados Choros tanto en su colectividad como de forma individual. En ellos puede observarse la hibridación entre la música de tradición 'clásica' con la de corte más popular, donde destacan especialmente los patrones rítmicos.

Tras estas paradas musicales en Centroeuropa y Latinoamérica, llegó el turno del compositor andaluz Andrés Segovia y su Estudio sin luz, obra del maestro jiennense esencial para el repertorio guitarrístico. Para regresar de nuevo a América del Sur, con La Catedral de Agustín Barrios Mangoré, obra articulada en tres movimientos: un preludio, subtitulado Saudade, Andante religioso y Allegro solemne. Y terminar la primera parte de este concierto con unas guajiras de Paco de Lucía (1947-2014). Este género flamenco, que puede encuadrarse dentro de los cantes de ida y vuelta, se influencia del punto cubano, gracias al que se establecen las bases tanto armónicas como melódicas de lo que hoy día es la guajira flamenca.

En el segundo bloque, la interpretación solista dio paso al dúo de guitarras Pyrophorus, adhiriéndose al escenario Josué Fonseca (1988) para perfilar nuevos horizontes para la guitarra clásica, cargados de posibilidades renovadoras e insólitas contingencias para el instrumento, con recursos tanto de la música de academia como de las músicas populares.

Esta sección se abrió con la obra Beatlerianas, del polifacético músico cubano Leo Brouwer (1939). Ésta aglutina un conjunto de siete canciones de la mítica banda británica The Beatles de las que se interpretaron Eleanor Rigby, A Ticket to Ride y Penny Lane, pertenecientes a los álbumes Revolver, Help! y Magical Mystery Tour, respectivamente.

Continuando con el ingenio cubano, el dúo interpretará la obra original de Arango, Encontrando, a continuación el famoso Arabesco núm. 1 en mi mayor de Claude Debussy (1862-1918), concebido originalmente para piano pero también con adaptación para guitarras de Arango.

Seguidamente dos sorprendentes obras más del compositor cubano. La primera, De las cosas, una pieza cargada de juegos imitativos, y la segunda, una obra homónima de este dúo Pyrophorus, donde se combina esa nueva dimensión en la concepción de la guitarra junto con la fuerte presencia de componentes rítmicos e incluso intervención de otros elementos como silbidos.

El concierto se cerró con dos arreglos del intérprete: Frevo del brasileño Egberto Gismonti y Someday my Prince will come de Frank Churchill, compositor de música de cine en el que pueden observarse influencias jazzísticas, y cuya melodía se empleó en la película Blancanieves.

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