Carolyn Forché y Jericho Brown. Poetas

"Incluso hacer el amor es un acto político"

Carolyn Forché y Jericho Brown, juntos en el arranque del XIV Festival de Poesía la Huerta de San Vicente.

Carolyn Forché y Jericho Brown, juntos en el arranque del XIV Festival de Poesía la Huerta de San Vicente. / álex cámara

- Usted, Carolyn, es una activista en la lucha por los derechos humanos y se ha descrito a si misma como una poeta que hace política. ¿Por qué decidió tomar ese camino, quizá no tan cómodo?

-C: Mis primeros años como poeta los viví en circunstancias políticas, a través de experiencias en El Salvador -ella estuvo allí durante su última guerra civil- y en otros lugares. Esas experiencias me afectaron profundamente. Sigo escribiendo en la misma senda. No tengo un discurso político en mi obra. Defiendo la justicia, los derechos humanos. No soy una poeta política, aunque síconsidero que con mis poemas puedo hacer política.

Tenemos la función de provocar en los estudiantes que piensen por ellos mismos", declara ForcheNo somos un Burger King. No tenemos que darle a los lectores lo que nos piden", enfatiza Brown

-¿Qué opina usted, Jericho?

-J: No hay otra manera de escribir un poema que no sea político porque la poesía se ocupa de las cosas que nos afectan. Incluso hacer el amor es un acto político. Cuando hablamos de las cosas que realmente nos afectan también estamos hablando de las cosas que nos gobiernan y nos dominan. La poesía es una manera de enfrentarse a este tipo de realidades.

-¿Piensa que hay diferencias entre la obra de poetas que han sido víctimas de una guerra de los que sólo han sido testigos de ella?

-C: Lo que me interesa de todos estos poetas es que son poetas que han sido marcados por aquellas realidades violentas. La distinción entre personas que han sido o no han sido víctimas en este caso no es tan relevante, porque todos ellos han sido marcados en su sensibilidad y en su manera de entender la vida por esa realidad que han vivido.

-No todos se dejan influir por la realidad que viven...

-C: Me interesa la preocupación que desprende la poesía social, la misma preocupación de los poetas que han sido testigos de un acto atroz. Yo sentí en El Salvador que no podía escribir otro tipo de poesía. No pude evadir esa responsabilidad tan grande. Es una confrontación muy fuerte. Esa realidad de El Salvador generó un impacto en mi propia sensibilidad. La gente le pide a los poetas esa tipo de respuesta. Allí asumí el reto de contar mi propia experiencia a través de la poesía.

-¿Es un artistas más comprometido cuando señala esas realidades de las que hablaba, Carolyne, que cuando uno se inspira en la belleza, en las cosas positivas de su vida?

-J: No se puede separar la experiencia de haber vivido en El Salvador, en el caso de Carolyne, de la de haber visto nacer a tu primer hijo. En el fondo estás hablando de la misma lengua, digamos. No se pueden separar. Nosotros, los poetas, no somos un Burguer King. No tenemos que darle a los lectores lo que nos piden. Podemos hablar de todo lo que queramos y no por ello ser más o menos comprometidos. Hay muchas cosas sobre las que no escribiría que si lo hacen otros y acaban haciendo buenos poemas.

-¿Un autor joven es necesariamente una nueva voz en la literatura, en la poesía?

-C: Sí, es una nueva voz.

-J: Y siempre serán necesarias. Siempre aparecerán nuevas.

-C: Hay una serie de cosas que tiene ser dichas y que muchas veces nosotros no podemos decirlas, cosas nuevas que tienen que emergen de otras voces más jóvenes.

-"La poesía se ha alejado de la gente de la calle y por eso está arrinconada en la parte más oscura de las librerías", me dijo hace unos meses uno de vuestro gremio. ¿Opinan lo mismo?

-C: En los Estados Unidos al menos hay una cantidad enorme de poetas que están cerca de la calle. Hay una cosa joven y vibrante que está explotando en todas partes. La poesía emerge de muchos movimientos sociales: el de defensa de la mujer, del medio ambiente, de los derechos civiles.

-J: Estoy de acuerdo con ella.

-C: La poesía es mucho más fuerte que una crisis.

-J: Las crisis pueden ser profundamente inspiradores para el ser humano.

-Los dos hablan de minorías. ¿Les asusta la llegada de Trump a la Casa Blanca, de un hombre que prefiere darle una patada a las minorías, al diferente, al de fuera?

-C: Es una locura, pero lo destruiremos. Vamos a detenerlo (choca la mano con Jericho y se ríe).

-J: Tenemos la obligación de detenerle más allá de las minorías a las que pertenezcamos. Él es un problema para el mundo.

-¿Cuál es la misión de un profesor universitario, a propósito de que los dos lo sois?

-C: Como poetas y activistas políticos tenemos la función de despertar el pensamiento crítico, de provocar a los estudiantes que piensen por ellos mismos.

-J: Para muchos, la universidad es la primera vez que leen un libro, hacen una pregunta. Allí yo aprendí a pensar de una manera mucho más profunda y eso es lo que intento con mis alumnos.

-C: También intento prevenir a las nuevas generaciones de que las injusticias no son naturales, no son lo que tenía que pasar, sino que son injusticias.

-Una injusticia también es que se nos eduquen para consumir y no tener una visión crítica.

-C: Sí, en la Universidad te educan para ser un pequeño capitalista, ni más ni menos. Pero podría ser de otra manera.

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