Juan Diego Botto, que esta semana estrena la película El Greco, tiene ya "inoculado el veneno de la fascinación" hacia Hamlet, de Shakespeare, una obra que dirige y protagoniza, y que supone, según confiesa, el reto "más complejo y más difícil al que se ha enfrentado".
Estrenada en el pasado Festival de Almagro, y tras una veintena de funciones en diversas ciudades, esta producción del Centro de Nuevos Creadores estará del 4 de diciembre al 4 de enero en el Teatro María Guerrero de Madrid, sede del Centro Dramático Nacional (CDN).
"Esta obra es una obsesión desde que tenía 15 años y volveré a ella dentro de cinco, diez o quince años, porque es inabarcable; el hecho de haberla dirigido y protagonizado es, sin lugar a dudas, el reto más complejo y más difícil al que me he enfrentado", asegura Juan Diego Botto.
Tanto es así que después de esta "experiencia, enormemente placentera, pero extenuante", no tiene ningún proyecto a la vista para dirigir teatro o cine. De hecho, cuando finalice la gira en febrero, rodará en Buenos Aires su tercera película a las órdenes de Adolfo Aristarain, La muerte lenta de Luciana B. Para su Hamlet, dijo que debe ver el espectáculo desde fuera, con perspectiva, para poder dirigirlo.
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