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Juan Diego Flórez, un divo en la Alhambra

  • El tenor peruano inaugura el Festival junto a la OCG en una de esas noches memorables para la historia con un lleno absoluto en el Carlos V

¿Qué ha hecho Juan Diego? ¿Dónde ha comido Juan Diego? ¿Ha pasado frío Juan Diego? Había mucha expectación ayer alrededor de la figura de este grandísimo tenor que no necesita de apellido para que se le identifique. Tanto que en los corrillos se hablaba solamente de él. Por ejemplo, se corrió la voz de que almorzó en Cunini arroz en caldereta, que le encantó. Tanto como el otro día a Rajoy la casatta, según me contó Rocío Díaz antes de que empezara el concierto. Es lo que tiene Granada en esta fecha del año tan especial. Igual hay 400 magos procedentes de todos los rincones del mundo en el Palacio de Congresos que en la otra punta de la ciudad, en el Palacio de Carlos V, se produce otro tipo de magia, la música, que une a personas de todo tipo y procedencia. Y esa unión resulta especialmente admirable cuando se trata de los dos lados del océano.

En primera fila se sentaban Marcos Hansen, Magdalena Aranda y sus hijos Irene López Perea y Joaquín López Perea. Con ellos, un espectacular ramo de claveles rojos para entregar a Juan Diego. La historia consiste en que Joaquín viajó a Perú como turista y allí, por casualidad, conoció una historia que le desbordó por su humanidad. Descubrió que había una ONG llamada Sinfonía por el Perú que recogía a niños pobres de las calles. "Los ponían a aprender música, los sacaban de la calle, les daban estudios e ilusión, les descubrían un mundo nuevo", explica Joaquín. Se quedó tan impresionado por el proyecto que quiso saber más y se enteró de que era el tenor Juan diego Flórez quien lo había puesto en marcha. Indagó más y primero conoció a su hermana Matilde y luego a él. Y ese es el motivo por el que anoche se sentaban, felices, en primera fila llenos de ilusión por entregarle a Juan diego el espléndido ramo de claveles. "La flor típica de Granada", aclaraba Irene. "Juan Diego se lo merece, su humanidad es desbordante y su gran simpatía, lo admiro por ofrecer una vida nueva a esas personas, además de por su voz y por eso estamos aquí", añadía Joaquín.

En este ambiente de calidez y humanidad se desarrolló el concierto. Entre el público, la consejera de Cultura, Rosa Aguilar departía con Reynaldo Fernández Manzano, director del Patronato de la Alhambra y el Generalife. Estaba disfrutando desde su llegada a Granada por la mañana para inaugurar la exposición sobre los 65 años de Festival comisariada por José Vallejo. Y con muchas ganas, como todo el mundo, de escuchar al tenor peruano.

Con Diego Martínez, orgulloso de contar con uno de los mejores tenores del mundo para abrir este Festival. Cuando apareció Juan Diego Flórez alguien gritó bienvenido. Se aparcaron problemas y preocupaciones para rendirse a la magia del seductor y simpatiquísimo tenor peruano. Y a la espera de una sorpresa que el tenor prometió para el final del concierto. Una noche brillante, agradable, donde la luna y las estrellas brillaban. Sobre los hombros, chales y estolas, en el escenario un torrente de voz...

Con una carrera que comenzó con 23 años, el tenor ha conquistado en las dos últimas décadas los escenarios más importantes del mundo y ha actuado junto a las orquestas y directores más destacados de la actualidad. Se encuentra inmerso en una importante gira europea con citas de gran relevancia, entre ellas la de Granada. En la Alhambra abordó un repertorio con piezas de Mozart, Gonoud, Massenet, Verdi o Tosti, un monumento a la música a cargo de uno de esos artistas que merecen el adjetivo de divo, en su acepción de quien tiene fama y es muy admirado.

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