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Marcos Vargas y Chloé Brûle detienen el tiempo en 'Ti-me-ta-ble'

  • El Teatro Alhambra ofrece hoy la obra dirigida por Antonio Campos, que obtuvo el premio a la más innovadora en la pasada edición de la Bienal de Sevillal 'Ti-me-ta-ble o el tiempo inevitable' se verá en el Teatro Alhambra a las 21 horas.

Podrían ser las manecillas de un reloj que no para. Marcos Vargas y Chloé Brûle aciertan a bailarle al tiempo y al destino a base de tangos. A la tradición, con saetas. Al estrés, con soleás... Flamenca y contemporánea, la obra Ti-me-ta-ble o el tiempo inevitable que llega hoy al Alhambra habla de mitología, historia y actualidad a través de todos los idiomas que conocen los dos bailaores.

Desde que se conocieron hace unos años, ambos han sabido aprovechar lo mejor del flamenco y la danza contemporánea, la música y el teatro. "Nuestra primera obra -Cuando uno quiere y el otro no- era más realista, pero pensamos en ofrecer una obra diferente que hablara de cómo influye el paso del tiempo en las personas". Para ello, cuenta Vargas que acuden al lenguaje del flamenco pero sin dejar de lado otras cosas, como la interpretación.

Con Juan José Amador al cante, la obra consiguió en la pasada Bienal de Sevilla el premio a la innovación, "por su encarnación de ideas que anuncien rupturas, vanguardias o nuevos caminos creativos a la expresión flamenca". No es de extrañar. Se trata de una obra atrevida con matices nada suntuosos donde tanto Vargas como Brûle han conseguido lo que pretendían.

Ellos trasmiten cómo Khronos está constantemente en nuestras vidas con un baile entralazados que simboliza la unión del tiempo y el destino con tangos a palo seco en la pieza Khronos y Ananke. Los rituales de culto y la herencia de las tradiciones son expresadas con una saeta en Saeta a la Virgen del tiempo. "No podía ser de otra forma", dice el bailaor.

Espectacular es la pieza dedicada al tiempo íntimo y compartido. Con el título DE-batiendo-ME -con música de Diego Amador-, utilizan la bata flamenca como algo más que una bata. "Está presente la idea del uso que hace uno mismo del tiempo". La bata termina siendo una prolongación del cuerpo de Chloé , que la maneja a su antojo.

En Despertando el recuerdo (el presente está solo. La memoria erige el tiempo) bailan tres tiempos de una bulería, mientras que en El tiempo corre, y deprisa -música de Raúl Cantizano-, les toca el turno a las soleás.

¿Se puede parar el tiempo? "En la obra hay un momento en que ocurre", explica Vargas, quien reconoce que "en realidad, todos sabemos que es imposible".

Son un hombre y una mujer atrapados en una espiral del tiempo, donde el final es el principio y viceversa. Un bucle irremediable donde Crono está siempre vigilante. Un dios esperando a dos presas pendientes siempre del tiempo.

Juan José Amador vuelve a acompañarles con un cante gitano dotado de una contemporaneidad exquisita. Pero no sólo él, los bailaores han elegido a Raúl Cantizano para la composición musical y a Juan Carlos Lérida para la creación de la coreografía de El tiempo corre, y deprisa.

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