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María Antonieta vuelve a reinar

  • n recorrido. El Grand Palais inaugura una muestra que traza la vida de la esposa de Luis XVI

La última carta escrita por María Antonieta, pinturas, muebles, porcelanas y demás refinados objetos reconstruyen la figura de una de las últimas reinas de Francia en la primera exposición que le consagra París, ciudad donde que fue guillotinada en 1793. La muestra, que se inauguró ayer en el Grand Palais y que estará abierta al público hasta el próximo 30 de junio, recorre la vida de la "austríaca", como se conocía a la esposa de Luis XVI, a través de su exquisito gusto. Comienza con óleos de su infancia en los palacios austríacos de Hofburg y de Schönbrunn, en los que la penúltima hija de los emperadores austro-húngaros baila entre plantas junto a su familia, y con dibujos del árbol genealógico de sus antepasados. "Icono de la moda de su época", como la describe Pierre Arizzoli-Clemente, director de la exposición, María Antonieta fue además una de las personas de gusto más refinado del siglo XVIII.

Dan muestra de ello las vasijas de porcelana japonesas, relojes de orfebrería, cuadros, instrumentos de música, joyas y retablos que forman parte de una selección de trescientos objetos que le pertenecieron.

Desde su mundo irreal de Versalles, rodeada de jardines anglo-chinos, de esculturas de mármol y de tazas de oro, la esposa del rey, decapitado como ella en la Revolución Francesa, se convirtió en una de las mecenas más importantes de su época, probablemente ajena al elevado coste de sus caprichos. "Esta es una exposición sobre la excelencia del gusto de finales de siglo XVIII", explica el director de comunicación de los Museos Nacionales Reunidos, Gilles Romillat, quien considera que gran parte del arte de la época se desarrolló gracias a sus extravagancias.

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