Actual

Mayte Martín, recital de metralla viva

  • La artista catalana instauró la belleza y la intimidad en un Palacio de Carlos V lleno

  • 'Tempo Rubato' es el nuevo trabajo de Martín que recoge 20 años de sus "diarios de amor"

Mayte Martín, la guitarra y su vos, las mejores aliadas.

Mayte Martín, la guitarra y su vos, las mejores aliadas. / Carlos Gil

"Que sea capaz de enamorarme cada día/ velar mi sueño mientras que yo estoy 'dormía'/ mirarme siempre con la mirada encendida".A tal declaración de intenciones poco se le puede añadir. Esta es la voz de Mayte Martín. Y esa, su forma de cantar desde las entrañas, de entender que la garganta tiene tantas aristas como voluntades tienen los deseos.

Una lengua palpitante que no descansa, que no ha reposado en 20 años y que ahora eleva la voz -y qué voz- para hacernos testigos de que el amor es tan amplio y lábil como formas tiene cada cual de vivirlo.

Los versos con los que se abre esta crónica pertenecen a la canción S.O.S, incluida en el último trabajo de la cantaora catalana Mayte Martín, Tempo Rubato, con el que ayer, y estrenando el mes de julio, arañó el corazón de los que colmaron el Palacio de Carlos V.

Veinte años fueron necesarios para gestar lo que se puede considerar un cuaderno de experiencias de amor y desencuentros. Este trabajo viene repleto de una intensa carga emocional que encuentra su raíz tanto en temas propios como inéditos de la artista.

Tempo Rubato-tiempo robado- es un término musical italiano que hace referencia a la libertad del artista para acelerar o desacelerar ligeramente el tempo en su interpretación con el fin de aportar matices expresivos a la pieza. Esto es, precisamente de lo que se habló anoche en el Carlos V: de libertad, tanto para sentir como para expresarlo. Mayte Martín, esa mujer que traspasa en cualquier nota, la pasada noche hizo de catalizador de emociones y filtro de sensibilidades, al tiempo que ella misma las generaba. Todo sucedió a través de ella.

Pese a los problemas para subir a la alturas de la ciudad generados por la huelga indefinida de los microbuses, los asistentes procuraron no llegar tarde a la cita y eso sí, tras tres noches seguidas de bajas temperaturas, no faltaron las chaquetas, echarpes y rebecas.

Acompañada de su guitarra, de sus músicos y de las cuerdas del Quartet Qvixote, la barcelonesa se hizo dueña y señora de todo el valle de la Alhambra con este "diario amoroso", como lo definió ella misma durante el concierto.

La artista abrió el concierto guitarra en mano, con Soneto de Amor, cuya autoría comparte con Rafael de León. Con versos como "no adelanto al compás de tu pisada", la catalana instauró la melancolía, así como los músicos la tenue sensualidad que sobrevoló durante toda la noche el auditorio.

El carácter especial de este espectáculo viene dado sobre todo por su natural mixtura de sonidos flamencos y clásicos. Con la determinada precisión de no llegar a ser nada de ello. En más de una hora de concierto que logró deshacerse de las etiquetas.

Mayte Martín declara que siempre tuvo claro que esos temas se debían a los arreglos de Joan Albert Amargós y también que necesitaban en vivo el sustento de un quinteto de cuerda. Anoche, sobre las tablas del palacio de patio circular, el Quartet Qvixote, integrado por Dani Cubero y María Sanz al violín, Bernat Bofarull a la viola y Amat Santacana al violonchelo, y junto a ellos tocaron codo a codo con Ximo Clemente al contrabajo, Pau Figueres a la guitarra y Arnau Figueres en las percusiones.

El resultado de este proceso de 20 años es esta completamente maravillosa obra de música de cámara en la que el flamenco no es el género imperante aunque inevitablemente la voz de Martín habitará siempre en esa categoría.

Canciones como Acaríciame por dentro -la segunda en aparecer y de una belleza armónica sublime- o Sus ojos se cerraron de Gardel -la cuarta-- demostraron que este disco está confeccionado golpe de vivencia y de latido.

La mujer del piratacomenzó con un quejío que suspendió decenas de pechos durante un par de segundos cuando decía eso de "aquella que un día fui que corría y no pensaba, princesa de todos los sueños en el país de su almohada". La intimidad de este momento dio paso a otras páginas de este cuaderno de amores como Música de mi locura -una bulería encubierta, que dice Martín-, No me maltrates la vida o Gacela del amor imprevisto, con letra de Federico García Lorca, una auténtica belleza hilada con acordes y hecha sueño con la garganta nítida de Mayte Martín. Un pellizco en el estómago en las frases finales. Intimidad absoluta entre las decenas de personas que escuchaban.

Antes de comenzar Si te he visto no me acuerdo, una canción absolutamente desgarradora de palabras y alma oscuros, la artista llegó a bromear con su forma de ser "densa", lo que explica cómo llegó a escribir tales versos de sabor a metralla viva.

El tramo final del recital lo ocuparon Me siento sin piel -"respiro del aire que tomo de ti"-, No me maltrates la vida, Antes de ti y S.O.S., un cuarteto de composiciones de la catalana.

S.O.S. quizás la más conocida de la artista, marcó los momentos finales de un encuentro personal de doble dirección y peso titánico que tardará en olvidarse como aquellos besos que no pueden darse.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios