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Mina de recuerdos del rey de la copla

  • Un pequeño museo en Loja reúne la mayor parte del legado personal y artístico del cantante

A Carlos Ortega aún se le escapan las lágrimas cuando contempla su posesión más preciada. Con una concentración absoluta pone sobre la mesa una pequeña caja de madera. "El recipiente no es lo importante", afirma. Del interior, y con sumo cuidado, coge su "joya de la corona". "Este pañuelo de seda perteneció al maestro", cuenta y, para que conste en acta, Ortega adjunta a la explicación una serie de fotografías en las que el cantaor Antonio Molina, el maestro, lo luce al cuello.

Objetos y recuerdos como ese pañuelo, "que no tienen precio", son precisamente lo que hacen de este museo de Loja un lugar único. Carlos Ortega alardea de tener la colección más completa de España sobre la vida y obra de Antonio Molina. De hecho, ya han sido varios los coleccionistas de toda España que han pujado por alguna de estas pertenencias y que, como manifiesta el propietario, "nunca saldrá de esta habitación".

Cada charla con Carlos Ortega permite viajar en el tiempo. Es como si nunca se saliese del Café de Chinitas, como si una melodía eterna continuase en la mina. Ortega es un trotamundos bonachón, de aspecto imponente pero afable al que las circunstancias de la vida sitúan, a él y a su museo, en Loja. Desde su soleado estudio no para de recordar aquellos primeros encuentros con "el maestro", como él le llama. También hay recuerdos de los primeros autógrafos y de las primeras películas que contaban con la presencia destacada del malagueño universal. Ortega asegura que lo suyo es "una filosofía de vida" que a veces la gente no logra entender, pero que es compartida por los miles de seguidores que nutren el club de fans de Molina, del que él es parte activa.

En esta habitación-museo es posible encontrar de todo. Por supuesto, sus discos, de los que no falta ninguno. Y todas las películas, perfectamente conservadas, desde El macetero, de 1952; hasta Andalucía Chica, del año 1988; además de los carteles anunciadores de todas los espectáculos donde intervino Molina.

Buena parte de esta colección viene directamente desde la casa de Antonio Molina. Ortega habla con cotidianidad e los cafés que se tomó en Madrid con el maestro, de las largas charlas con su esposa e hijos y con las visitas sin avisar que siempre eran bien recibidas. Cuenta con ironía la anécdota que le sucedió en la casa del cantante con unos agentes de Molina. "Demoró la firma de esos contratos millonarios por atenderme. Decía que los amigos que llegábamos de Barcelona nos merecíamos más respeto", recuerda para referirse a la tremenda humanidad que tenía el coplero y el respeto que trasmitió a sus seguidores hasta el último día de su vida.

La procedencia de las piezas son tan variopintas como sus recuerdos. "Muchas son de cuando estaba haciendo la mili", destaca Ortega, que cumplió su servicio militar en Madrid por afición a Antonio Molina: "Allí es donde está el rastro más grande, así que me escapaba todas las semanas para comprar algo".

Desde entonces no hay nada que se le resista. Bueno, hubo una cosa. "Me faltaba un disco para completar mi colección y no lo encontraba por ningún lugar", pero mi amigo Rafa del bar La Gaviota me regaló Soy minero, su primer LP, y con el que completé la colección", apunta.

La vida del cantante malagueño ha estado envuelta en dudas en aspectos claves, como el lugar y la fecha de su nacimiento. Ortega es la única persona, a excepción de la propia familia, que posee una fotocopia del DNI del cantante, que él mismo se lo entregó como muestra de gratitud por su fidelidad.

"Son muchos años detrás de él", reconoce. "Ya conocía a la familia, representantes y hasta los productores que hacían sus películas", de ahí que ahora custodie todo ese material. Esta pasión le llegó con tan sólo 16 años. La primera canción escuchó del maestro fue el cha cha chá Rosa Malena, mientras que el primer encuentro fue en 1980 en el Teatro Alegría de Sabadell. Desde entonces, tuvo una pasión paralela, el cante, al que se dedica profesionalmente.

En 1991 grabó su primer disco, Homenaje a Antonio Molina. Desde entonces, canciones, galas y discos que le han valido el reconocimiento de TVE con el primer premio a la mejor interpretación de Molina.

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