Resulta difícil creer que el actual Museo de Bellas Artes, en el Palacio de Carlos V, estuvo ubicado en una casa alquilada en el número 11 de la calle Arandas, donde apenas podían exponerse unas cincuenta obras, o en los bajos del Ayuntamiento. Es sólo un ejemplo de su errante y agitada vida repleta de desalojos y traslados.

La exposición De palacio a museo conmemora los cincuenta años que lleva viviendo en el Palacio imperial de la Alhambra. Una curiosa muestra que saca a la luz detalles desconocidos del que hoy es el tercer museo más visitado de Andalucía. Fotografías, documentos, antiguas guías, la biografía de sus principales impulsores o crónicas sobre su inauguración forman parte de una completa muestra que recorre los 173 años del museo provincial más antiguo de España.

Se trata, como explicó el director del museo, Ricardo Tenorio, "de una mirada retrospectiva a su pasado" y también una prueba de su renacimiento en el Palacio de Carlos V, recién terminado.

Dividida en diferentes áreas, la muestra comienza recordando su inauguración el 11 de agosto de 1839 en el convento dominico de Santa Cruz la Real, un auténtico acontecimiento al que, según recogieron las crónicas, las damas asistieron vestidas de gala, relató la directora del Patronato de la Alhambra, María del Mar Villafranca. Antes de su apertura, incluso sufrió el robo de algunas piezas. No hay que olvidar que se atravesaba por una guerra civil entre carlistas e isabelinos.

Sus primeros pasos son retratados bajo el epígrafe Del altar al museo, donde es protagonista la desamortización de Mendizábal, a partir de la cual los bienes artísticos religiosos de iglesias y conventos eran 'requisados' para después formar parte de museos. Ahí comenzó su etapa recolectora de obras.

"La historia del museo explica muy bien la museología de España". Tanto es así que Villafranca destacó su papel como ejemplo pedagógico en la cultura, al sufrir la réplica de los efectos, como tantos otros del país, de la desamortización, ser un ejemplo del comienzo de la constitución de los primeros sistemas de administración de los museos o de la reutilización de los edificios que forman parte del patrimonio.

Tras su nacimiento seguiría su peregrinaje, consecuencia de la convulsa historia española del XIX. Pasó de alojarse en los bajos del Ayuntamiento en 1889 a encontrar un sitio en la casa de la calle Aranda para después reubicarse en la Casa de Castril en 1923. 69 años de traslados que se cuentan en El museo errante.

El área De palacio a museo explica su inauguración el 6 de octubre de 1958 en el Palacio de Carlos V y la trascendente participación de Emilio Orozco en la instalación museográfica y el discurso expositivo.

Su destacada personalidad jugó un papel importantísimo en la nueva vida del Museo de Bellas Artes. Su discurso ya lo apuntaba. Basado en criterios científicos, Orozco planteaba una nueva forma de museo, mostrando una visión lo más completa posible del desarrollo del arte en Granada, con dos hitos fundamentales por aquel entonces, Sánchez Cotán y Alonso Cano.

Ejemplo de su acierto es la importancia que daba a la contextualización de las piezas que se mostraban en el Palacio imperial. Pero sobre todo, su gran contribución al incrementar los fondos casi inalterados desde la desamortización y sus grandes esfuerzos para realizar un nuevo inventario y catálogo, además de los primeros instrumentos para hacer más fácil la visita, como una guía.

Su figura es recordada con retratos y documentos como el personaje más decisivo de la historia moderna del museo, junto a la de personajes no menos importantes como el pintor Ginés Noguera o Antonio Gallego Burín.

Para el director general de Museos y Arte Emergente, Pablo Suárez, es importante el hecho de que sea uno de los más visitados "a pesar de no estar en medio de nada, como otros museos, sino que hay que acudir a él". "Estoy seguro", afirmó, "de que llegará a ser el más visitado de España".