JESÚS aRROYO. BAILARÍN CLÁSICO

"Una Navidad, de regalo de Reyes, pedí a mis padres bailar"

  • Jesús Arroyo ha recibido una formación internacional destacando por sus cualidades técnicas y danzísticas El granadino siempre ha contado con el apoyo de sus padres

Su talento y sensibilidad, pero también una gran fuerza de voluntad y una tenacidad sin límites lo han llevado a ser el primer español en bailar para el Ballet Mariinsky. El granadino Jesús Arroyo formará parte de esta mítica compañía la próxima temporada.

-¿Cómo descubrió que quería dedicarse a la danza?

-Cuando tenía 10 años recibí por mi cumpleaños la película Billy Elliot. Conocí a ese chico cuya pasión por la danza pesaba mucho más que todo lo que su familia o amigos pudieran decir de él. Recuerdo acabar la película y bajar al salón de casa para contarle a mis padres que ya sabía qué regalo de Reyes quería. Quería ir a una escuela de ballet. Quería bailar. Ante mí se abrió una puerta que ocultaba sueños, metas, pasión e ilusión, pero también esfuerzo, sacrificio y trabajo, mucho trabajo.

-¿Dónde se forma y quiénes han sido sus maestros?

-El destino me llevó a las manos del profesor del Conservatorio de Danza de Granada, Alejandro Donaire, quien tan solo después de unas clases aconsejó a mis padres que me llevaran a audicionar al Real Conservatorio de danza Mariemma de Madrid. Fue él quien reconoció el talento en mí y el potencial para desarrollarme como bailarín. Ingresé en el conservatorio en Madrid y tres meses después con una beca cubriendo todos mis estudios, me trasladé a Londres.

Más tarde llegué a Italia donde estudié en la escuela Il Balletto dirigida por Susanna Plaino. Allí encontré a la persona que más me influyó en mi vida no sólo como bailarín sino también como persona. Es el maestro Elias García Herrera.

-¿Hasta qué punto le influyó?

-Me aportó los valores fundamentales de la danza, me enseñó a valorar lo que el talento me ofrecía y a transformar mis debilidades y mis puntos fuertes. Él siempre me decía y me dice, "avanti, sempre avanti".

-Más tarde llegó Munich.

-Para finalizar mis estudios ingresé en la academia de danza de Múnich en Alemania dirigida por Jan Broecxx. Allí estudié de la mano del gran Kirill Melnikov. Fui elegido para bailar en la gran Opera House de Múnich en diversas piezas clásicas, pero me encantaría destacar mi trabajo final de graduación que fue el paso a dos de Romeo y Julieta (coreografía Sir Kenneth McMillan). Entendí, mientras interpretaba, que había pasado de ser un niño a ser un hombre. Todo el duro trabajo y esfuerzo de ese año, con buenos y malos momentos, me dieron una gran recompensa.

-Y su familia, siempre apoyándole.

-Nada de lo que he conseguido hubiera sido posible sin ese apoyo. Creo que cuando nace un pequeño artista con talento en una familia, es importante que la familia lo apoye y le ayude todo lo posible por conseguir sus sueños. Yo he tenido la gran suerte de tener un padre y una madre que han estado apoyándome desde el primer día que dije que quería bailar.

-¿Cómo es un día normal en su vida?

-Bailando. Por eso mi día empieza levantándome, normalmente sobre las 7, y desayunando. Luego me preparo para ir a clase pues la rutina del bailarín empieza siempre con una clase de ballet por la mañana de hora y media, donde trabajas técnica y constancia. Después hay ensayos hasta la tarde. Si no hay actuación por la noche se puede acabar sobre las 7 u 8 de la tarde. Cuando actuamos tenemos menos ensayos y nos preparamos para la actuación de la noche de la que puedes acabar sobre las 11. Luego, a descansar sin olvidar que al día siguiente empiezas con la misma clase por la mañana. En total pueden ser unas 7 u 8 horas de trabajo diarias.

-¿Y en sus ratos libres?

-Me encanta pasear con mi pareja y mis dos Huskies y leer, tengo una rara pasión por los idiomas, y ya van 10 los que he adquirido a lo largo de estos años.

-¿A quién admira Jesús Arroyo ?

-A Sylvie Guillem, nunca tuvo miedo de ser ella misma.

-¿Un escenario soñado y una pareja de baile?

-El Mariinsky de San Petersburgo y la gran Lucía Lacarra.

-¿Qué falta en España en el mundo de la danza?

-Recursos y mucho apoyo. La danza clásica aún no se conoce verdaderamente, porque parece que prefieren que se conozca más el fútbol.

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