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El Ciclo de Música Contemporánea que el Centro José Guerrero organiza, en colaboración con la Asociación Amigos de la OCG, se cerró con un concierto del guitarrista Miguel Trápaga. En el programa se presentaron algunas de las obras para guitarra más representativas del siglo XX, más el estreno absoluto de la obra Fragmentos de una música futura de Alejandro Moreno.

Manuel Trápaga diseñó un programa que recorría, desde Manuel de Falla hasta el estreno mundial de Alejandro Moreno, aquellas partituras que aportaron novedades a la técnica y el estilo guitarrístico dentro de la música contemporánea. El Homenage pour 'Le tombeau de Claude Debussy' es la única obra que Falla escribió para guitarra, y sin embargo es una pieza decisiva para la evolución del lenguaje de este instrumento en el siglo XX. Falla estudió en profundidad la técnica guitarrística y volcó toda su sabiduría en la definición de una pieza en homenaje a Debussy. Miguel Trápaga abrió su recital con esta obra, sacándole el máximo partido a una partitura que demanda un amplio dominio de la técnica y una gran musicalidad. Definió perfectamente los contrastes exigidos por el compositor, dibujó con perfección el contrapunto y construyó con suma coherencia su discurso.

Idénticas bondades interpretativas hemos de comentar con respecto a la versión que ofreció de las XX variaciones y fuga sobre Folía de España, una extensa colección compuesta por Manuel Ponce para el guitarrista Andrés Segovia. En sí, la obra resume prácticamente todas las técnicas y dificultades que en 1930, año de su composición, se podían aplicar al instrumento.

Particularmente interesante fue Fragmentos de una música futura de Alejandro Moreno. Basada en el libro de poemas Fragmentos de un libro futuro de José Ángel Valente, es un homenaje libre a su contenido. En este sentido, el compositor ha compuesto veintiséis momentos musicales que comparten con la obra de Valente su carácter fragmentario, así como ciertos elementos temáticos tales como lo fugaz, lo tenue, el amor, la muerte, etc. Este conjunto de pequeñas piezas no tiene por qué tocarse de principio a fin, ni tampoco en un orden cerrado; por el contrario, el autor da ciertas pautas para su presentación, pero deja libertad al intérprete para que los escoja y programe. Miguel Trápaga abordó esta obra con una amplitud de recursos y una clarividencia estética que son de agradecer a la hora de escuchar nuevas propuestas artísticas. Con la interpretación de Fragmentos de una música futura asistimos a una nueva etapa compositiva en la literatura guitarrística, ya que esta obra abre nuevos caminos para su expresión; Alejandro Moreno ha demostrado con ella conocer bien el instrumento para el que ha trabajado, tomando interés por adaptar sus momentos de inspiración a las posibilidades reales del intérprete.Cerrando el programa se interpretaron dos obras de la segunda mitad del siglo XX: el transgresor Canticum de Leo Brouwer, y la Sonata para guitarra del mismo autor. Dos obras claves de uno de los compositores guitarristas de nuestro tiempo que más han aportado a este instrumento. Trápaga nuevamente desempeñó con maestría y buen gusto su versión de las obras, poniendo punto y final a un concierto redondo.

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