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Nuevos pasos de Niño Josele

Niño Josele es un guitarrista flamenco abierto a las nuevas tendencias. Desde que Paco de Lucía dio el salto, muchos amantes de las seis cuerdas han perdido el miedo a introducirse e impregnarse de otras músicas, sobre todo del jazz hermano, aunque también del blues, de la bossa nova o de la música andalusí. Enrique Morente al respecto opina que no existe sino sólo una música, con mayúsculas. Niño Josele grabó en 2006 un disco antológico. Filtrando a través de los matices flamencos algunos de los éxitos del pianista Bill Evans, publicó su trabajo Paz. Y en ese punto estamos cuando llega a Granada con el ciclo Jazz viene del Sur.

Niño Josele aterriza con el espíritu flamenco de siempre, pero con el sentimiento jazzístico de hoy. Mucho jazz, demasiado jazz. Su trabajo, lleno de sentimiento y ternura, se dejó entrever en puntuales momentos. Destacamos el tema The Dolphin, con el que, en solitario, inició el concierto, con algún guiño a la soleá y su remate por granaínas, o The Peacocks que sonó después del concierto, ya con toda su banda, como primer bis. Se echaron en falta algunas voces que entonaran Minha, que canta en el disco Estrella Morente, o I do it for your love cantado por Freddy Cole, afamado jazzmen, hermano de Nat King Cole. El estado de gracia de niño Josele, en cambio, estuvo presente todo el concierto.

El segundo de los temas que interpretó fueron unas bulerías puras, en las que se hizo acompañar de la caja de 'Piraña'. La misma fórmula que aplicó al final del concierto, ya con toda su banda, que fueron permanentes desde la tercera pieza. Para el ecuador de la función aparecería Jerry González detrás de su trompeta, como artista invitado. Fue un soplo de viento -nunca mejor dicho- entre tanta cuerda y percusión, que rozaban la monotonía por momentos. La participación de Jerry fue escasa pero sobresaliente. Se hará más evidente en los bises. Muy aplaudidos fueron también las intervenciones de 'Piraña' al cajón, del bajista Alain Pérez y del baterista impecable e impasible, Horacio 'El Negro' Hernández.

Las concesiones al jazz, como digo, fueron más que sobradas. Demasiadas improvisaciones, algunos solos casi forzados y largas codas finales. Devaneos que evitaron tal vez consolidar el recital esperado.

Aplaudiremos por fin un diálogo entre los percusionistas, batería y caja, para acabar la entrega y los generosos bises que sirvieron para redondear un concierto muy esperado.

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