Encuentros en el palacio de los patos l José Luis Jiménez y Reynaldo Fernández www.hospes.es / www.fuenso.com

La OCG definirá su futuro con un director de transición

  • José Luis Jiménez y Reynaldo Fernández, dos de las personas que más conocen el trasfondo de la OCG, analizan la situación actual de la orquesta, sus limitaciones y sus retosSalvador Mas se pondrá al frente de la Orquesta durante dos o tres años para cerrar la etapa de crisis y abrir un debate interno

José Luis Jiménez. He de reconocer que el futuro de la OCG no es fácil, pero eso no significa que no tengamos más ganas de afrontar las dificultades. Uno de los grandes retos que tenemos ahora es afrontar la salida de CajaGranada como patrón. Aunque no es ninguna debacle, porque la entidad cambia su estatus (pasa de la gestión a ser cabeza de lanza para futuros patrocinadores -y ya hay algunos en cantera muy avanzados-), pero seguirá colaborando. Si bien en un principio puede suponer un problema, es un tema que está prácticamente zanjado y ya estamos trabajando en nuevas actuaciones.

Reynaldo Fernández. Aunque estoy totalmente de acuerdo sobre la difícil etapa en que se encuentra ahora la Orquesta, yo veo el futuro muy positivamente. La razón es que la OCG tiene un elemento muy importante: el consenso entre las instituciones. Menos una etapa muy pequeña de hace unos años en que hubo algunos desacuerdos, la verdad es que las instituciones (fundamentalmente Ayuntamiento y Junta) han estado de acuerdo en que la Orquesta era importante y que había que potenciarla. Y ese consenso es fundamental para el futuro de la Orquesta.

J.L.J. Justamente por eso, mucho más importante que el tema económico está el segundo gran reto que, en mi opinión, tiene la OCG: la dirección artística. Antes de asumir la gerencia, desde fuera, pensaba que había una cierta lucha por parte de los músicos para imponerse a la dirección. Pero cuando estuve dentro me di cuenta de que la situación era otra. Y comprendí que había muchas razones para que la orquesta que teníamos, la orquesta que todos queremos, tuviera un bache. Para bien o para mal, no teníamos a la figura que artísticamente se merecía. El binomio músicos-director no ha funcionado. Y yo, de ser un defensor acérrimo de Kantorow, he pasado a cuestionarlo. Esta segunda problemática creo que es mucho más seria que el tema económico porque, no por tener un presupuesto de cincuenta millones de euros, la orquesta lo va a hacer mejor. En todo caso, lo que el Consejo Rector ha decidido es cerrar esta etapa y aprobar la no renovación de Kantorow. Es un contrato puramente mercantil, por lo que no existe ninguna relación laboral con la orquesta. Nosotros no echamos a nadie, simplemente no se le renueva.

R.F. En este tipo de situaciones muchas veces se olvida que hay que aplicar el sentido común, contar con la opinión de los músicos, hacer las cosas de manera pausada, hacer una reflexión sobre su futuro… En el caso de la dirección artística, yo creo que se ha producido un cambio a nivel internacional sobre esta figura. Antes ser grandes músicos parecía legitimar para ser grandes directores, pero hoy esa figura no funciona. Un director no sólo tiene que ser un gran músico (en el caso de Kantorow es un violinista magnífico y nadie lo discute…). También tiene que ser líder de un grupo, de la orquesta, un mediador, una persona con proyectos innovadores… Y se le exige también una serie de condiciones sociales de relación de trabajo, de implicación en la ciudad… Un director, en cualquier campo, es quien es capaz de hacer equipo, de sacar lo mejor de la gente y ese cambio ha pillado un poco a trasmano a algunos grandes músicos. A Kantorow, de hecho, lo eligió la orquesta y nadie pone en duda su papel como músico. Sin embargo, no ha sabido ser esa figura y los músicos se han sentido desmotivados y muy distanciados del él.

J.L.J. En alguna ocasión yo he compartido con el propio Kantorow estas mismas reflexiones. Y es que un director no sólo ha de ser un músico excepcional y tener una batuta que sea una maravilla, hace falta algo más. Trabajar con la gente de tu equipo y crear un proyecto y desarrollarlo. La figura que tiene dotada la OCG, y así consta en los estatutos, es director titular y artístico. Por lo tanto, creo que Kantorow ha cumplido una de las funciones, no voy a entrar a juzgarla, pero la otra no.

R. F. Frente a Kantorow, Josep Pons se situaba en el lado completamente contrario. Pons representa a esos directores más modernos que ahora se están imponiendo.

J.L.J. Pero la Orquesta lo que no puede hacer es caer en el mismo problema que tuvimos con Pons, porque todos estamos aquí pero sabemos que tenemos una fecha de vencimiento. Es verdad que Pons ha hecho un magnífico trabajo en la orquesta, pero la orquesta también hizo un magnífico trabajo con Pons. Y ahí surge el problema: cuando tú tienes a una determinada persona mucho tiempo llega un momento en que hay simbiosis. Y la simbiosis es buena pero relativamente, porque ya no ves más que desde una óptica. Yo creo que el periodo de Pons le ha hecho muy bien a la orquesta y, al mismo tiempo, mal. Aunque sin querer. En alguna ocasión yo he dicho que más que "Orquesta Ciudad de Granada" ha sido "Orquesta Ciudad de Granada Pons".

R. F. Pero ahora la Orquesta ha llegado a un momento de madurez en el que tiene que definir su propia personalidad. Debe fijar su camino a nivel internacional, europeo, y ver qué puede hacer una orquesta como la de Granada para ocupar un lugar. Definir su personalidad es muy importante, y que no sea el director quien imprima esa personalidad como en la etapa de Pons, sino que sea la orquesta la que elija al director que se adapte a su proyecto, a su camino. Por eso, desde la Comisión Artística estamos trabajando por que se defina el perfil de la OCG de manera que sea significativa no sólo para los abonados y los ciudadanos de Granada, sino para tener una repercusión nacional e internacional. Y hacer un proceso a la inversa: una vez que la orquesta tenga claro lo que quiere, ver qué director se adapta a ello.

J.L.J. Siguiendo esta filosofía, la propuesta que pondremos sobre la mesa es que sea Salvador Mas quien ocupe de forma transitoria la dirección de la orquesta. Yo soy un defensor a ultranza de una primera etapa (no meta) de carácter transitorio que permita evaluar y definir con tranquilidad ese futuro al que no estamos refiriendo. Creo que, dada su trayectoria anterior, no debemos tener desasistida la orquesta mientras se busca el perfil adecuado para lo que hoy es la OCG y lo que va a seguir subiendo. Los músicos necesitan una figura que, ante un problema concreto, sepan que está ahí, y que está accesible.

R. F. José Luis conoce mucho mejor que yo el ambiente interno de la orquesta y lo que necesita. Sobre este punto, yo puedo compartir mi experiencia en otras orquestas como la de Córdoba o Málaga. En estas formaciones se ha decidido estar un tiempo sin director para que los músicos evalúen quién les gusta más y propongan unos nombres a la administración. A partir de ahí se les pide que presenten unos proyectos para ver si encaja con la orquesta, con la ciudad, ver su disponibilidad… En Córdoba salió bien, en Málaga lo van a intentar... En el caso de Granada, el consejo que desde la Comisión Asesora hemos dado es que no había que precipitarse en cerrar un contrato por muchos años que luego pueda funcionar o no. Queremos hacerlo con tranquilidad, que se vean distintos directores, que la orquesta opine, que los propios directores planteen sus compromisos, sus proyectos… y así poder tomar la decisión más acertada.

J.L.J. Pensando un poco en nuestra orquesta, creo que hay que buscar una combinación entre lo que acaba de decir Reynaldo, y que es cierto, con la situación de tutelaje permanente que ha tenido la OCG. Mi proposición va a ser: una primera etapa de dos o tres años con Salvador Mas y, durante ese tiempo, ponernos todos a evaluar a aquella persona que pueda conformar un buen proyecto de futuro. En el caso de Harry Christophers y Pablo González, su propia disponibilidad impide que podamos pensar en ellos para ese papel de director titular y artístico, por lo que participarán en esta fase de transición como directores invitados. De cara a la etapa que se abra a continuación, todas las opciones están abiertas.

R. F. Para entonces también se tendrá que haber definido el papel que ha de desempeñar la OCG en relación a uno de los grandes proyectos de la ciudad, el Espacio Escénico. También el Teatro de la Ópera necesita una definición conceptual sobre lo que se quiere hacer con él. Está claro que hay que atender una demanda, pero también es fundamental intentar buscarse un hueco a nivel nacional e internacional. O se apuesta por programas singulares o va a ser una ruina económica y no vamos a pintar nada. Por eso la idea de vincular el Espacio Escénico a tipos de óperas especializadas, a la música contemporánea y a la danza puede dar mucho juego. Si no vamos a ser un teatro de ópera de quinta fila. Y ahí la orquesta va a jugar un papel fundamental porque para la orquesta puede ser una plataforma de crecer en su proyecto o puede ser una tumba. Que a la OCG le obligues a hacer Verdi con refuerzos metida en le foso… es incomprensible.

J.L.J. Más que incomprensible sería una locura. La Orquesta tiene su casa, que es el Auditorio Falla, y el Espacio Escénico tiene que plantearse siempre como una línea para reforzar sus potencialidades.

R.F. En todo caso, como hay un consenso institucional, unas comisiones artísticas y asesoras que están trabajando en estas líneas, soy optimista sobre el camino que se vaya a tomar. Y ello, aunque choque con lo que el aficionado quiera oír. Se debe entender que el Espacio Escénico ha de ser también un instrumento para que crezca la ciudad, para que tengamos una proyección internacional…

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