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Cruz y Ortiz devuelven la luz al hogar de Rembrandt, Vermeer y Frans Hals

  • El estudio sevillano ha reformado el Rijksmuseum de Ámsterdam, que reabre el sábado 13 Su proyecto incorpora los usos del siglo XXI en una conexión subterránea entre los dos patios

En 2001 el estudio de arquitectura Cruz&Ortiz ganó el concurso internacional convocado un año antes para reformar el museo más grande de Holanda, el Rijksmuseum, hogar de La ronda de noche de Rembrandt y de tantas obras maestras de Vermeer o Hals. Ahora, 12 años después, la firma sevillana se dispone a inaugurar (el próximo sábado 13) el resultado de un proyecto que no sólo ha rehabilitado el edificio que construyera en 1876 el arquitecto Pierre Cuypers, sino que le ha devuelto la luz y lo ha dotado de los espacios que debe incorporar un museo del siglo XXI, como librería, tiendas, cafeterías o salón de actos; servicios que ellos han ubicado en una superficie o vestíbulo de 3.000 metros cuadrados que lograron excavando un nuevo pasaje subterráneo que comunica los dos patios del Rijksmuseum, que estaban cegados. Las soluciones empleadas en el renacimiento y puesta al día de este emblema cultural enfrentaron al equipo liderado por Antonio Cruz y Antonio Ortiz con la obstinación del mar y del poderoso lobby ciclista, como recordó esta semana el primero de ellos en la sede de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría, donde impartió la conferencia inaugural de las IX Jornadas de Arquitectura y Patrimonio que dirige Gonzalo Díaz y Recassens.

Para Antonio Cruz, su proyecto -"una obra hermosa que merece la pena aunque creo que lo ganamos por el modo en que resolvimos la entrada desde el pasaje"- es el resultado de conjugar el verbo "negociar" hasta el infinito. "La arquitectura es el resultado de un proceso que integra a muchas sensibilidades", afirmó. En su caso, el diálogo ha incluido también al colectivo artístico: gestores, consejeros, conservadores, restauradores, comisarios y, especialmente, al director de colecciones del Rijks, Taco Dibbits, que decidió la nueva ordenación de la exposición permanente y no cedió a su deseo de abrir más ventanas para que el visitante pudiera orientarse alegando que necesitaban las paredes para el arte. "Sólo se expondrán 8.000 piezas del millón de obras que conforman la colección y que el museo atesora en sus almacenes", precisó Cruz.

Apoyado en bocetos de su estudio y fotografías del Premio Nacional José Manuel Ballester, que ha documentado la rehabilitación desde 2006 hasta el final -imágenes que podrán verse en una exposición permanente en el Rijks-, Ortiz repasó los aspectos más novedosos del que ha sido el encargo más largo en la historia del estudio sevillano. Además, presentó el nuevo pabellón asiático que han levantado en un extremo del jardín y que albergará entre sus paredes blancas la valiosa colección de tesoros coloniales que resume el poderío comercial de esta nación.

La lucha contra el agua la ilustró el arquitecto sevillano con un aforismo holandés: "En los Países Bajos, cuando clavas una pala en el suelo no necesitas un albañil, sino un marinero". Las filtraciones de agua obligaron al estudio a contratar a buzos para hacer soldaduras en la nueva cimentación del pasaje subterráneo. Pero el problema estaba bajo control porque en Holanda, detalló Cruz, "cuentan con ingenieros magníficos y no te tienes que ocupar de estos temas ya que las parcelas están muy delimitadas".

Más agria fue la reacción del colectivo ciclista que cruzaba a diario por el museo, concebido como una calle más de la democrática Ámsterdam, y que lanzó una campaña contra el proyecto. "Las complicaciones con los estamentos ciclistas influyeron mucho en la modificación del proyecto original, que concebía una zona para el tránsito de ciclistas y otra para los peatones. La solución que aprobaron les dificultará el paso, en mi opinión, porque implica compartir el uso con el de los visitantes".

Estos problemas, que ralentizaron la agenda del estudio y sometieron su labor a un intenso escrutinio, son ya agua pasada y no restarán brillo ni felicidad a la reapertura del próximo día 13. Porque con esta reforma con sello andaluz la casa de Rembrandt da el salto del siglo XIX al XXI enfatizando su pasado y recuperando la estructura original del edificio concebido por Cuypers, desde el tamaño original de las salas hasta su decoración, aspectos que conviven con el impresionante nuevo vestíbulo. "Los museos actuales tienen servicios de los que carecían los del XIX. Al igual que la pirámide del Louvre reordenó la entrada al museo parisino, y la biblioteca cumplió esa función en el proyecto de Norman Foster para el British Museum, esta bajada a un nivel inferior [algo que Cuypers no pudo hacer por no disponer de las técnicas para realizar construcciones bajo el nivel freático, que en la capital holandesa está a medio metro] une los dos patios subterráneamente y dota al museo de un nuevo acceso frente a la situación anterior, en la que quedaba dividido por el pasaje que lo atravesaba".

"Los edificios, como los cuadros, también cambian y se modifican", rubricó Ortiz, que recordó a los alumnos la azarosa historia de La ronda de noche, lienzo que fue cortado y mutilado para que cupiera en el Ayuntamiento de Ámsterdam, un episodio que también se recuerda en el renacido edificio.

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