El viajero apasionado

Paradas en la vida de Lorca

  • Una ruta recorre los lugares que inspiraron la obra del dramaturgo para adentrarse en la atmósfera de su poesía

Adrentarse en la atmósfera de la Granada de principios del siglo XX, a través de los rincones y lugares relacionados con la vida y obra del poeta Federico García Lorca, es posible por poco más de 30 euros. Una ruta puesta en marcha por el Patronato de Turismo de Granada une varios puntos de la provincia para narrar cómo fue la vida del dramaturgo. El recorrido comienza en la Huerta de San Vicente y sigue por Valderrubio, Fuente Vaqueros, Alfacar y Viznar.

Con salida en el Paseo del Violón, junto al Palacio de Congresos, un autobús recoge al grupo para dirigirse a la primera parada, la Huerta de San Vicente. En el autocar espera Soledad, que será la guía y acompañante de los viajeros durante todo el día. Durante nueve horas el aventurero se envuelve de los pasajes y entresijos de la vida más entrañable del escritor, además de la contextualización que hace la guía entre una parada y otra, estableciendo un paralelismo entre la Granada actual y la de entonces. Para no perderse ningún detalle y ofrecer una visita completa y personalizada, la ruta tiene preparada un guía para cada una de las paradas. En el Parque García Lorca de la capital, Marta explica a los visitantes cómo la casa de veraneo de la familia aún mantiene la estructura y muebles así como los tenían en la época. En estos momentos además acoge la muestra Everstill/Siempretodavia, donde más de 30 artistas han decorado las habitaciones con piezas de arte que giran en torno a la obra del poeta. La residencia estival donde Lorca se refugiaba para escribir bajo el silencio y el canto de los ruiseñores, fue uno de los lugares que inspiró obras como La Casa de Bernarda Alba. Y era en la cocina y desde su ventana que se pasaba horas charlando y escuchando a las sirvientas para beber del lenguaje popular que tanto marcó su obra. La guía relata curiosidades como ésta además de identificar al visitante con el ambiente que rodeaba al poeta en la Tertulia del Rinconcillo, una esquina del Café Alameda, actual Restaurante Chikito, en la que se sentaban cada noche; o las relaciones con sus amigos de la Residencia de Estudiantes; o las noches que pasaba en vela tocando el piano con Manuel de Falla o carteándose con Dalí.

Unos cuantos privilegiados que han tenido la oportunidad de codearse con las personas más cercanas a la figura lírica han rescatado a lo largo de los años, recuerdos, anécdotas, secretos y muchos de los enseres de la familia García Lorca. En la Casa Museo de Valderrubio nos aguarda Pepe, casi, uno más de la familia, que con su cálida bienvenida y la forma de hablar de los García Lorca les hace estar aún muy presentes en la casa. Asquerosa, cómo se llamaba antes la localidad en la que vivió Lorca desde los siete años, es una de las residencias menos frecuentadas y conocidas por el turista, ya que el poeta evitaba pronunciarla en sus escritos porque le daba vergüenza el nombre. Es en Valderrubio donde el visitante descubre ante sus ojos un hogar muy vivo: las camas están hechas, la guitarra de Lorca en la ventana, el sombrero detrás de la puerta, el delantal de la sirvienta colgado en la cocina, el tapete sobre la jarra de leche, y los pavos, gallos y gallinas aún cacareando en el patio. ¿Quién dice que el poeta ha fallecido? Aún sus palabras flotan en el ambiente.

El pueblo natal del dramaturgo es la última para de la mañana. En Fuente Vaqueros se visita el Museo casa-natal, en la que el autor del Romancero Gitano y Poeta en Nueva York vio la luz el 5 de junio de 1898. La primera residencia del dramaturgo es uno de los puntos más conocidos de la ruta, donde aún se pueden ver recuerdos de la familia, como la cuna en la que durmió, uno de los pianos en los que tocó, fotografías, dibujos de Lorca bordados por sus primas, y además una exposición que dedicada al Romancero Gitano por el 80 aniversario de su primera edición.

Llegadas las 14.00 horas el microbús se dirige a Alfacar, es hora del almuerzo. En el restaurante Las Encinas espera un menú acorde al periodo estival, para agarrar energía y tomar rumbo al Parque García Lorca, donde espera al grupo José Manuel, concejal de cultura del municipio. Junto al olivo y el monolito en memoria del poeta y la víctimas de la Guerra Civil, el edil narra la historia y los últimos días del escritor, para dejar claro que realmente no se sabe si los restos yacen bajo el olivo o en Viznar, ya que según apuntan los hechos puede ser que ése enterrado en algún punto entre estos dos municipios. En un punto inquietante pero al mismo tiempo triste de la ruta se suma Ana, guía de turismo de Viznar, que lleva al grupo hacia el Barranco, un paraje natural que sufre en silencio el amargo recuerdo de la historia. Fue hasta allí que llegaron más de tres mil personas para ser fusiladas y enterradas en una fosa común. Uno de ellos fue Lorca y en su recuerdo se ha instaurado un monolito inscrito con: "Lorca éramos todos".

El recorrido cronológico culmina la ruta lorquiana en Viznar, pero para completar la visita se hace una parada en el Museo Etnológico Molino de la Venta, para así conocer el funcionamiento de los molinos hidráulicos del siglo XV.

La Ruta Federico García Lorca está preparada de una forma muy entrañable y familiar, los grupos reducidos y los guías posibilitan que el turista se sienta cómodo y como en su casa. Sin ser una de esas excursiones donde el visitante se siente encorsetado por los horarios. Ante todo, es una visita para disfrutar y relajarse, un paseo que no sólo permite conocer algo más del poeta, sino de la cultura y la gastronomía de la provincia.

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