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Parejas unidas por amor al arte

  • En muchas relaciones es difícil compaginar la vida personal con el trabajo y las aficiones. Pero cuando ambos comparten oficio y pasión por un determinado arte, todo es mucho más sencillo. En principio...

La pintura, el teatro o el rock despiertan pasiones, y no sólo en el desempeño de las tareas artísticas, sino que también estimulan las relaciones personales. Y a veces se estrechan tanto que desembocan en una pareja unida, además, por el mismo oficio. Unidos en la riqueza, en la pobreza, en la salud... Y en el arte.

Amor rockero

Los bajistas Antonio Arias, de Lagartija Nick, y Lorena Hijoto se conocieron en el año 1999 en el back stage de un concierto en Moañas, a partir de ahí comenzaron a actuar juntos, primero en el grupo de Hijoto, en el que Arias colaboraba de vez en cuando en Madrid, y después en Lagartija. Fue en estas colaboraciones cuando descubrieron que hacían también una buena pareja musical, por lo que las colaboraciones se hicieron cada vez más comunes y, desde el año 2000, forma parte del mítico grupo granadino. El primer disco que grabaron juntos se llamó Ulterior, y después vinieron Imprevisto y El shock de Leia.

Para Arias, es una maravillosa experiencia poder compartir lo que más le gusta con su mujer. "Está muy bien porque pasas muchas horas con alguien con el que compartes algo más que música, lo que motiva mucho a la hora de poner en marcha proyectos", afirma el bajista, cantante y compositor, aunque añade que a veces es difícil el hecho de pasar todo el día con otra persona, con la que además tiene que convivir en pareja, lo que él llama "hiperconvivencia". Además considera que al subirse a un escenario a su lado, ella es como un "anclaje", una motivación más fuerte.

La pareja del teatro

Madrid fue la ciudad que vio nacer el amor de los actores Paulo Sciutto y Paula Susperegui, en una obra de teatro en la Casa de América. Para ellos ser pareja artística y sentimental es una misma "unidad". "Nos conocimos trabajando, luego forjamos la pareja y más adelante empezamos a trabajar con más profundidad. Creo que hay una compatibilidad absoluta, y sabemos diferenciar el trabajo de la pareja, por eso todo nos funciona tan bien". Esta joven pareja de actores tiene muy claro que el teatro es una forma más de buscarse la vida, aunque a veces es muy dura. "Cuando trabajamos, lo hacemos con tantas ganas que, las cosas malas siempre pierden su importancia".

Sciutto y Susperegui dirigen el taller de teatro Aqú desde 2004. Llegaron a Granada buscando un espacio donde poder hacer lo que más les gusta y poder transmitirlo a los demás. Es en Aqú teatro donde Sciutto y Susperegui han disfrutado más trabajando juntos, sobre todo en las obras Experimento Lady y El cruce. En la primera, Paulo Sciutto confiesa que encontraron la madurez trabajando juntos, después de un año en Granada. La obra fue dirigida por Paula Susperegui y en ella pusieron todos sus esfuerzos para encontrar los roles exactos, no superponer el trabajo y unificar el punto de vista del teatro. Además la obra ayudó a todo ello, ya que trata de la violencia de género, y en ella existe la visión de la mujer por un lado y la del hombre por el otro. "Fue muy bonito aceptar y respetar cada uno su visión para poder facilitar el trabajo de ambos", admite Paulo Sciutto. Con el cortometraje El cruce, el taller participó en 31º Festival Internacional de Cine Independiente de Elche y en el IV Certamen de Cortometrajes de la Sierra de Segura Siles Cinema. Fue una forma de encontrar otro lenguaje todavía no experimentado.

Amor de pintura

La pintura invitó al amor en 2004 a Eugenio Ocaña y a Leonor Solans, dos pintores granadinos que se conocieron una noche sentados en un sofá de ski en plena calle y "desde entonces, siempre juntos", comenta Ocaña. La pareja de afirma que es muy importante saber compenetrarse muy bien para que tanto el trabajo como la vida privada vayan bien, y quizá este sea el secreto de estos pintores. "Creo que al dedicarnos los dos a lo mismo, lo tenemos mucho más fácil para ponernos de acuerdo y comprendernos. No tenemos que separar el trabajo del ocio, sobre todo porque nuestro trabajo es lo que más nos gusta a los dos", comenta Eugenio Ocaña.

Leonor Solans ha servido de musa a Ocaña en muchas ocasiones, incluso en una de sus últimas exposiciones en la Caja Rural de Granada, su retrato conformaba el cuadro principal de la exposición. La fusión de estos pintores llega a tal punto que en sus trabajos se pueden observar que la influencia entre ellos es mutua. "Al estar tanto tiempo juntos y compartir tantas cosas de la vida y del arte, al final la influencia en cuanto a los gustos es inevitable", comenta Eugenio Ocaña. La manera de pintar de esta pareja es muy similar, incluso antes de empezar su relación. La pintura de Ocaña y Solans es muy figurativa, a ambos les gusta la figura humana.

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