Pudiera parecer que, tratándose de Barry Adamson, Back to the Cat arranca de manera un tanto tibia. The Beaten Side of Town es un brumoso y elegante blues escorado hacia el swing y arropado, eso sí, por el habitual despliegue instrumental con aires de score. Ni el músculo que impulsaba desde el inicio discos como Oedipus Schmoedipus -el atractivo gospel-soul de Set The Control for The Heart of The Pelvis- o The King of Nothing Hill -el arrollador funk de Cinematic Soul-, ni la inquietud lounge de As Above, So Below -Can't Get Loose- ni el efecto hipnótico del recitado en Stranger on the Sofa -Deja Morte- encuentran aquí su par. No hay trampa ni cartón, dicho sea en el mejor sentido; no hay gancho artificioso, sólo un tipo destilando clasicismo y concitando la atención de la manera más directa. Es la tónica de un álbum, entre los más luminosos de su ya larga discografía en solitario, construido sobre patrones: el pop bachariano -Straight 'Til Sunrise-; el protorock'n'roll jazzeado -Spend a Little Time-; el rhythm&blues -Shadow of Death Hotel-; la balada soul -I Could Love You- o aquel encomiable pop mainstream británico de finales de los 60 -Walk on Fire, que parece escrita pensando en Tom Jones-. Y así, casi, hasta completar los diez cortes, como es marca de la casa, arreglados con permanente sobreexposición de precisos metales.
Patrones clásicos
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Barry Adamson riza el rizo con un disco construido sobre estilos identificables a los que imprime su particular sello
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