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Pistoleros sin pistola

La semana santa es tiempo de recuperar tradiciones y Escandinavia ha venido siendo tradicional semillero de grupos que lograron revitalizar toda una corriente de rock macarra de tachuela y de patilla. En la segunda mitad de los 90 surgieron bandas como The Hellacopters desde Suecia o Turbonegro desde Noruega. Desde el mismo Oslo, una de las más reputadas fue Gluecifer. De sus cenizas surgen estos Bloodlight, liderados por el que fuera su anfetamínico guitarrista Captain Poon. Algún promotor debe haber perdido el juicio para juntar ambas tradiciones y programar sus conciertos en una fecha tan difícil como el domingo de ramos.

El caso es que ahí los teníamos. Antes de ellos unos miméticos Devil's Dandruff habían calentado al personal con su rock gárrulo escuela Detroit. Sus miembros han formado parte de diversos grupos de la escena punk de Málaga y solvencia no les falta, aunque tal vez algo de imaginación sí. Como es de rigor acabaron con una versión de MC5. Como unos niños el día de reyes con sus juguetitos recién estrenados, como unas nenazas, pensará alguno, salió cada uno con su instrumental customizado. Cuentan los que vieron a Gluecifer en la sala Príncipe hace unos años que, a pesar de las ganas que le pusieron el domingo sus continuadores, estaban a años luz de la energía y la ferocidad que derrochaban los originales Gluecifer. Entonces la voz cantante de Biff Malibu permitía a Poon entregarse por entero al show que ofrecía con la guitarra entre las manos sin tener que preocuparse del micro. Tal vez por eso o tal vez porque los años no pasan en balde y el entusiasmo se resiente, la diferencia entre la espectacularidad de uno y otro show era más que notable. En la pista de la sala se desperdigaban las camisetas con el logo de Jack Daniels, las botas de chúpame la punta y los atuendos de piloto de Harley-Davidson sin moto que meterse entre las piernas. Y eso debe ser algo bastante parecido a un pistolero sin pistola, pero es que tanta impostura rockera vacía de contenido a estas alturas es un trago que cuesta que pase por la garganta. Y tanto estereotipo manido satura hasta a los seguidores más recalcitrantes. Sobre todo viendo a unos tipos cuyo mejor momento ya pertenece a una década anterior.

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