Son demasiado insulsos para los que buscan épica y exuberancia; los rockeros los desprecian por el simplismo de su envoltorio y porque, por si fuera poco, lo llevan todo pregrabado; los b-boys los ignoran porque no son auténticos raperos y a los chicos indies les cautiva la indolencia de Helena Miquel, sí, pero… ¿Cómo admitir a un tipo con gorra que rapea los temas? Sólo nos quedan los modernos, aunque a ellos les resultan irritantes algunas rimas fáciles y cierta obviedad. Ese aire de anuncio de productos de higiene íntima con ínfulas trascendentes a lo Isabel Coixet.

Así que debe ser esa la explicación para que el fenómeno que es considerado el hype de la pasada temporada convocara un aforo tan escaso, con las presuntas ganas que había de verlos sobre el escenario. Su primera vez en la capital, pues ya pasaron por Salobreña donde no llegaron a reclutar ni siquiera a una veintena de seguidores. Nada de esto importaba a los entregados fans que sí estaban allí.

Su mezcla entre hip hop elegante y pop naïf, eso que podría llamarse hip-pop es toda un hallazgo que nadie va a discutirles. Desde el propio nombre (Facto es el Songstore Marc Barrachina, Delafé el también miembro de Mishima Óscar Daniello y Las Flores Azules la ex vocalista del grupo Élena, Helena Miquel), en ellos casi todo tiene un punto de originalidad no siempre bien recibido: el hacer un disco en el que todas las canciones contienen la expresión la luz de la mañana, incluir un tema en el que se rapean los créditos del álbum en lugar de ponerlos por escrito en la carátula como todo el mundo, su apego a los placeres cotidianos, a los globos y al confeti...

Esos guiños que atraen a los incautos, como cuando la coyuntura les hace modificar el verso "Y España se queda en cuartos en la Eurocopa", en el que cambian España por Italia. Tiene poder de seducción. Como su propia música, que coquetea hasta acercarse peligrosamente a lo ñoño, aunque casi siempre vuelven sobre sus pasos. El resultado es fresco, radiante. Deberían haber tenido más público.