juan kruz dÍaz de garaio esnaola. BAILARÍN Y COREÓGRAFO

"Prefiero construir que ir de flor en flor"

  • Integrante de la compañía Sasha Waltz & Guests, el creador ganó el Giraldillo a la Mejor Dirección Escénica en la XVII Bienal se confiesa un apasionado de Lorca desde pequeño

Muchos se preguntan qué hace en el Ballet Flamenco de Andalucía este músico, bailarín, contratenor, coreógrafo y componente de una de las compañías contemporáneas más vanguardistas de Europa. Durante muchos años, las visitas a Sevilla de Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola (Legazpi, 1966) tuvieron como destino el Teatro Central, bien para bailar con su compañía actual, Sasha Waltz, con la que volverá los días 9 y 10 de marzo, bien con otros creadores, como el cordobés Antonio Ruz, con quien creó en 2014 el dúo Vaivén.

Su encuentro directo con el flamenco no llegaría hasta 2012, cuando la Bienal de Sevilla le encargó la dirección de Romances, una delicada y hermosa pieza, realizada con la compañía Estévez & Paños, que se alzó con el Giraldillo a la Mejor Dirección de Escena. Durante su última estancia en Sevilla, invitado por Rafael Estévez a colaborar en el proceso de Flamencolorquiano, el creador tuvo ocasión de responder a este periódico algunas cuestiones de interés para los aficionados.

-¿Qué hace un guipuzcoano afincado en Berlín rodeado de artistas flamencos?

-Pues trabajar desde las ocho y media de la mañana hasta las nueve de la noche. Y contentísimo de hacerlo. Yo no siento el flamenco como algo extraño. De pequeño estaba obsesionado con Lorca; cantaba La Tarara, leía continuamente el Romancero gitano... El flamenco convive perfectamente con lo experimental, por eso he aceptado venir, con mi imaginario, a trabajar con esta riqueza inmensa que me he encontrado.

-Rafael Estévez y Valeriano Paños tienen ya coreografiadas algunas escenas, ¿qué es lo que va a aportar usted a este trabajo?

-Ellos me han dado carta blanca, algo muy raro en estos casos, y yo me he responsabilizado de la dramaturgia. Intento darle un sentido a las escenas, llevándomelas a otro lugar, para que ganen en dimensión y se pueda enriquecer el espacio. Pero ojo, sin tocar el vocabulario flamenco, que es de ellos. Tengo muy claro que mientras que Romances era una historia mía, en ésta soy yo el que está a su servicio. Vengo con lo que tengo y les dejo la libertad de que lo usen o no.

-¿Es la dramaturgia y la concepción espacial lo que le falta al flamenco escénico de hoy?

-Estoy convencido de ello. Por lo que he visto, hay intérpretes maravillosos, pero siempre me ha sorprendido la pobreza que existe en la utilización del espacio. Con Lorca, por ejemplo, me parece un sacrilegio dejar que toda esa poesía que permea su obra no se transmita al espacio.

-¿Y no le ha dado miedo meterle mano a una producción de un ballet público?

-Hace tiempo que perdí el miedo a experimentar y a romper moldes, pero respeto muchísimo el trabajo ajeno y no intento cambiar nada de lo que me he encontrado. Quiero hacer mi trabajo de la forma más honesta posible, por eso hace tiempo decidí hacer pocas cosas y con poca gente. Prefiero construir que volar de flor en flor, y si he aceptado esta propuesta es porque confiamos los unos en los otros y queremos colaborar de verdad. Es cierto que soy un neófito en el flamenco, pero tengo a Rafa y a Valeriano detrás, ellos han elegido las músicas y han construido el vocabulario.

-¿Qué dificultades ha encontrado sobre el terreno, al trabajar con un grupo de artistas de un género que no domina?

-Al principio tuve algunos problemas con el vocabulario, pero pronto nos dimos cuenta de que, pese a utilizar términos diferentes, hablábamos un mismo idioma. Lo importante es saber crear una complicidad, proponer un camino para que los artistas te sigan, y eso vale para cualquier género.

-¿Ha habido pues un buen entendimiento con el BFA?

-Han sido unos días muy duros de trabajo pero cada uno de los artistas que componen el BFA me ha regalado su entrega más absoluta. Normalmente me tengo que ganar el respeto de los bailarines, pero aquí me lo encontré de entrada. Cada hora que he pasado con ellos he recibido mil cosas. Encuentros como éste, aunque no los definamos así, son en realidad historias de amor.

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