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¿Preparados para el Big Bang? La música incita al consumismo comercial, asegura Adrian North

  • El próximo 7 de agosto se activa el Gran Colisionador de Hadrones, que recreará a mínima escala la primera billonésima de segundo del comienzo del Universo Determinados géneros musicales, como la música clásica o el pop, inducen a comprar de una manera determinada

El próximo 7 de agosto va a ser un día muy movido en un laboratorio situado a 175 metros bajo la superficie terrestre en las proximidades de Ginebra, entre Francia y Suiza. Allí, en un experimento en el que participan más de 10.000 científicos de todo el mundo, se pondrá en marcha el acelerador de partículas más potente del mundo que hará que protones disparados en direcciones opuestas a casi la velocidad de la luz choquen entre sí para crear una energía capaz de generar otras partículas. Será un Big Bang en versión de andar por casa, un Big Bang de bolsillo que, sin embargo, permitirá conocer cómo fue el Big Bang real, el que sucedió hace 15.000 millones de años. Si el experimento sale bien, los científicos podrán saber cómo se produjo el principio del mundo.

El Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN, o Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire, en francés), responsable del experimento, ha construido para ello el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, de Large Hadron Collider, en inglés), un larguísimo túnel en círculo de 27 kilómetros de longitud dotado de imanes superconductores que harán que dos haces de partículas de materia den 11.000 vueltas por segundo al anillo hasta que los científicos decidan cuál es el momento de choque entre quarks, las partículas más elementales de los protones, partículas sin estructura. Será entonces el momento de la gran explosión.

El proyecto, en el que se viene trabajando durante años tiene bastantes detractores dentro de la comunidad científica. Hace unos meses, en marzo, dos científicos, el estadounidense Walter Wagner y el español Luis Sancho, denunciaron al CERN ante un tribunal de Hawaii por considerar que el experimento de agosto podría crear un agujero negro. Creen que podría suponer la extinción física de la Tierra. Desde el CERN señalan que, en caso de producirse un mini agujero negro, éste sería microscópico y se disiparía inmediatamente.

El caso es que la fecha prevista para el experimento casi coincide con la del 6 de agosto, día en que se conmemorará el 48º aniversario del lanzamiento de la primera bomba atómica lanzada sobre Hiroshima (Japón).

Aparte de ver cómo pudo producirse el Big Bang, los científicos involucrado en el proyecto también podrían confirmar la existencia o no del llamado 'bosón de Higgs', una hipotética partícula que sería la responsable de que la materia adquiera masa. Si existe esa partícula, que provoca que las partículas tengan masa distinta, según el científico que formuló la teoría, Peter Higgins, en 1964, el LHC la detectaría y confirmaría su existencia, abriendo un campo enorme a nuevas hipótesis científicas.

Los científicos esperan conseguir mil millones de colisiones nde hadrones por segundo (los hadrones son las partículas subatómicas que mantienen unidos los quarks en los protones) en cada uno de los cuatro puntos detectores que se han colocado en el LHC. Creen que, de esa manera, sabrán lo que sucedió en la primera billonésima de segundo tras el Big Bang.

"Cuanto más alta es la energía que alcanzamos en las colisiones, más nos acercamos a simular las condiciones del origen del Universo", dijo en su día Frederic Teubert, uno de los científicos del proyecto. "Es la primera vez que tendremos datos de las física de estas energía, no sabemos lo que nos vamos a encontrar". Los científicos están confiados en que no sucederá nada ya que se han hecho experimentos anteriores con menos potencia y los resultados han sido positivos. La activación del Gran Colisionador de Hadrones estaba en principio prevista para finales del año pasado, y luego se postpuso para la primavera. Finalmente, se ha fijado en agosto. Algunos científicos del proyecto suelen bromear en sus páginas webs: "Sentimos decepcionarles, pero no morirán mañana". En http://www.lhcountdown.com pueden consultarse los días que faltan para el experimento, para el Big Bang.

Al igual que el Flautista de Hamelín se deshizo de una plaga de ratas al compás de su flauta, las conductas humanas son dirigidas por la música, de la que se sabe, por investigaciones, que incita a la compra de determinados productos en el supermercado o al consumo de ciertas comidas o bebidas en un bar.

Así lo explicó el profesor Adrian North, de la Universidad Heriot Watt (Edimburgo), quien recientemente publicó un estudio realizado junto con el productor de vinos chileno Aurelio Montes, en el que se demostraba cómo influye la música en la degustación del vino; esta semana el experto británico se encuentra en Madrid, invitado por Bodegas Bilbaínas, para presentar el nuevo vino Rioja Viña Zaco.

Distintos estudios han confirmado conductas humanas claramente ligadas a la música, como, por ejemplo, una disposición a determinada celeridad o lentitud a la hora de comprar en una tienda, o de disfrutar de una cena en un restaurante, en función de la melodía que se escuche de fondo, dependiendo de si es más o menos movida, según North.

El experto añadió que también se puede incitar mediante la música a un cliente a que se decida a continuar andando en una tienda o a subir hasta plantas superiores de un recinto comercial, a partir de ritmos alegres, populares, modernos.

Con músicas más sensuales o excitantes, por ejemplo, "los clientes suelen comprar productos más divertidos o frívolos", precisó North, pese a que no dio detalles sobre los mismos.

Se ha demostrado, agregó, que una persona acompañada de música clásica puede gastar "hasta un 20 por ciento más por un mismo producto y en una misma tienda".

Otras de las experiencias a las que se refirió el experto para ilustrar este efecto embriagador de la música respecto a las conductas humanas, similar al del Flautista de Hamelín con las ratas, tienen que ver con estudios a partir de máquinas automáticas de bebidas.

Así, se ha visto, por ejemplo, que cuando esos aparatos de bebidas son acompañados de música francesa de fondo, el cliente compra productos galos, mientras que con melodías alemanas, el usuario opta por artículos germanos, como cerveza; y lo mismo ocurre si lo que suena es estadounidense, cuando se incrementan las ventas de bebidas como Coca Cola.

Aparte de en humanos, según North, también se han hecho estudios con vacas, un tipo de animal que el experto calificó de muy "sensible", y que en caso de estrés severo, un problema que se aliviaría con música reduce la cantidad de leche producida e incluso podría provocar la muerte.

Se ha demostrado una reducción en torno al 4 por ciento de la producción lechera en caso de estrés del ganado vacuno. "Aunque inicialmente esa cantidad puede parecer escasa, si se suman las vacas de todo el mundo, la cifra es enorme", explicó el experto.

Una próxima investigación, continuó, se centrará en comprobar en un supermercado hacia dónde miran las personas, en concreto a qué productos en concreto, dependiendo de la música que escuchan.

Para ello, se les facilitarán gafas especiales con las que se podrá seguir la vista de los voluntarios, para saber así, por ejemplo, si una persona se decanta por pasta u otros productos italianos, en caso de que la música que escuchen sea de ese país.

También se quiere investigar qué matices podría tener el agua en el paladar de las personas, de acuerdo a la música que escuchen, y si su cualidad de insípida tendría matizaciones dependiendo de la música de fondo que se escuche (clásica, rock, pop, etc.).

Dicha investigación sobre el agua daría continuidad a la recientemente presentada en Londres sobre la vinculación de la música y el vino, cuyas conclusiones han desvelado que las personas cambian en un 60 por ciento su percepción del sabor del caldo que degustan dependiendo del tipo de música que en ese momento escuchan. "Las empresas son cada vez más conscientes del poder de la música en las decisiones de los clientes", señaló el experto, tras añadir que "las distintas melodías afectan a las emociones y éstas a su vez ejercen gran poder en los comportamientos".

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