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La luna de miel de Ryan Reynolds con el cineasta Atom Egoyan

  • El festival acoge la presentación de 'The cavern', una cinta que acaba derivando al suspense

Ryan Reynolds se paseó ayer por Cannes desde su imponente altura, su imagen perfecta y sonrisa a prueba de bombas, incluso cuando reconoció que el rodaje de The captive, de Atom Egoyan, le obligó a acortar su luna de miel tras su boda con la actriz Blake Lively, en septiembre de 2012. "El guión me llegó en el momento perfecto", reconoció el actor en la rueda de prensa de presentación de la película en el Festival de Cannes, donde compite en la sección oficial, y adonde llegó rodeado de todo el equipo del filme.

Reynolds había trabajado en grandes proyectos, como Green lantern, aunque él no lo citó. Y "cuando no funcionan" es "muy duro" para todo el mundo que ha trabajado en ellos y han invertido mucho esfuerzo y dinero.

Así que estaba preparado para trabajar de otra forma -"voy y vengo continuamente de grandes a pequeños proyectos", reconoció- y para lanzarse a otro mundo y concentrarse en la construcción de un personaje diferente. Por ello, cuando le llegó el proyecto de Egoyan, en el que no se pensaba para nada en el aspecto comercial, no lo dudó y consideró un "gran privilegio" poder participar. "Lo más duro fue que tuve que acortar mi luna de miel en Sudáfrica y llevar a mi mujer desde allí a Canadá, donde estábamos a 40 grados bajo cero. Y nos instalamos en un pequeño hotel. Pero ella soportó la situación mejor que yo", reconoció el actor con una sonrisa.

Simpático y bromeando todo el tiempo con sus compañeros, especialmente con Scott Speedman, con el que rivalizaba en encanto y sonrisas, el actor canadiense se mostró relajado y aseguró que el cine es un medio de directores.

De ahí que su objetivo es trabajar "con grandes directores". "Da igual si te pagan o no", agregó. "He trabajado con muchos directores y uno me pidió una vez que no pestañeara", contó divertido el actor, que no desveló el nombre del cineasta, al que calificó de "una mierda". Por eso consideró un "gran alivio" poder sentirse vulnerable, algo que le permitió Egoyan y que "realmente necesitaba" en el momento en que se rodó la película.

Un director que entra dentro de esa categoría de grandes directores y por eso no lo dudó a la hora de aceptar un "gran guión" que trataba una situación como el secuestro de un niño de una forma muy diferente, con un seguimiento muy especial de cómo las personas implicadas asumen este hecho.

Su papel, el de un hombre que se siente avergonzado porque su hija ha desaparecido mientras estaba a su cuidado, algo que no afectó a su masculinidad, un tema sobre el que bromeó con Speedman.

Porque lo que quedó claro en la rueda de prensa es la buena relación entre todos los miembros del equipo y el placer que ha supuesto para ellos este trabajo, como reconoció Dawson: "Es terrible que nos hayamos divertido tanto haciendo esta película" tan dura. La actriz neoyorquina, que se mostró apasionada en la defensa de la película, se mostró feliz de estar en Cannes, donde apareció con un vestido de flores muy primaveral y un corte de pelo muy a la moda, con media cabeza rapada y melena larga en el otro lado.

Tanto ella como Reynolds -con una imagen muy cuidada que incluía un peinado de galán de los treinta y pantalones pesqueros- fueron los más solicitados para hacerse fotografías y firmar autógrafos a su salida de la rueda de prensa, lo que hicieron atentamente y, por supuesto, muy sonrientes.

En cambio, la película arranca con el dolor de unos padres. Ello podría haber llevado a pensar que Egoyan volvería a ahondar en el sentimiento de la pérdida desgarradora tal como hizo en la celebrada The Sweet Herafter (que se llevó en 1997 el premio de la crítica internacional así como el Gran Premio del Jurado en Cannes). Sin embargo, la cinta deriva hacia el suspense y cuenta con un final clásico, que algunos críticos han tachado de simplón.

Egoyan desvela al espectador desde el primer momento dónde está la niña y quién es su secuestrador (Kevin Durand). Lo que deja en una nebulosa el director es si existe un círculo pedófilo detrás del secuestrador y lo hace adrede. "Es un territorio que encuentro poderoso", comentó en rueda de prensa el cineasta de 53 años, quien señala que nunca se sabe hasta dónde se puede ahondar en "la imaginación del espectador preguntándose hasta donde llega el problema".

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