jota. cantante de los planetas

"Se apoya mucho más la Semana Santa que la marca Granada Ciudad del Rock"

  • Más explícitos, menos experimentales e igual de "radicales" y flamencos. La banda granadina presenta su nuevo trabajo este jueves en el Palacio de Congresos tras 25 años de trayectoria

La banda granadina posa en uno de sus bares favoritos durante una sesión de fotografías promocionales.

La banda granadina posa en uno de sus bares favoritos durante una sesión de fotografías promocionales. / G.H.

-En el ensayo de Hakim Bey, de donde sacan el título de su nuevo disco, se dice que vivimos en un mundo tremendamente individualista y alérgico a las relaciones afectivas. ¿Cómo se lucha contra eso, contra el propio sistema?

-Bueno, pues reforzando los lazos afectivos y siendo conscientes que de que el propio sistema económico es el que nos impone esas distancias, esas diferencias. Hay que poner más afecto, más cariño y más amor de lo habitual en las relaciones personales.

-¿Qué papel deben desempeñar los artistas en un mundo como éste, el de altavoces sociales quizá?

-Sí, sí. Los artistas lo que tienen que hacer es intentar comunicar esas ideas, las de la gente de a pie, de la calle, y que así lleguen al mayor número de personas para que sean conscientes del sistema en el que vivimos, de sus poderes ocultos, de sus intereses.

-El primer corte de Zona temporalmente autónoma es una adaptación del tema Ready pa' morir de Yung Beef. ¿Por qué cree tanta gente joven se siente identificada con él y el trap?

-Porque están diciendo cosas de verdad. Parece que hablan de lo que está pasando actualmente en el mundo. Transmiten verdad, algo que es sabio. Hay muchas artistas, lo opuesto a Yung Beef, que son prefabricados transmiten y ideas de sus patrones. Cuando alguien es honesto la gente sabe apreciarlo, distinguirlo al momento.

-¿Distinguiría entonces entre música popular, la que hace Yung Beef, y la música comercial como la de Justin Bieber, Beyoncé?

-No quiero señalar a ninguno. A mí me gusta Beyoncé y la escucho. Jajaja. Muchos artistas con éxito comercial son artistas reales. No todos son productos. Hay algunos artistas que saben colarse dentro de las infraestructuras económicas y transmitir ideas con mucho alcance social.

-¿En el caso de Beyoncé estaríamos hablando de algo que vende pero que le parece bueno?

-Sí, hablo de comercial en el sentido de que obedece a la industria, a estructuras industriales, a lo que demandan los managers, las compañías de discos, las emisoras de radio, los programadores de festivales. Si se rebelen contra esa idea pues no es música comercial, es música real, popular.

-¿Vosotros sentís que habéis remado a contracorriente en la industria, incluso habiendo estado durante tanto tiempo en la multinacional Sony?

-Sí. Hemos tenido más dificultad para llegar a público, para desarrollar tu trabajo. Te tienes que enfrentar a unas inercias establecidas por el sistema y la industria que no son fáciles de romper. Mucha gente no quiere que digas cosas que puedan transformar la situación actual. Las personas con posiciones de poder se siente amenazadas, insultadas, que estás haciendo algo en contra de sus intereses.

-Es curioso que saquéis vuestro disco más reivindicativo, más político, al llegar a los 40.

-Creo que la música que hacíamos hace 20 años era más radical, más violenta, eh. No creo que seamos más radicales que entonces, pero si más explícitos.

-¿Qué era ser indie en los 90 y qué es ser indie ahora? ¿Ha cambiado mucho el significado de la palabra?

-En términos periodístico, sí, de manera radical. Era un término que se aplicaba a música minoritaria y ahora a la mayoritaria. Ha cambiado el sentido de la palabra. Ahora el indie se relaciona con cierto tipo de sonido en España, mientras que en el sentido original tenía que ver con una actitud. Ser indie en los 90 era una forma crítica de enfrentarse a la realidad, de organizarse al margen de los grandes medios. Ahora la etiqueta indie no tiene nada que ver con lo que era serlo hace décadas.

-¿Izal o cualquier grupo del estilo no serían indie en los 90 como tal? ¿Quizá por el sonido sí, pero no por cómo se mueve en la industria?

-No quiero hablar de artistas concretos. Grupos como Vetusta Morla o Izal comparten algunas ideas, pero el indie conforme ha gustado a más gente se ha hecho más pasivo. Se está diluyendo un poco su esencia.

-¿El hecho de que el indie sea mayoritario, esté moda, contribuye a la escena?

-Sí, claro.

-Volviendo el trap, ¿qué es más machista: que una institución pública o un festival no programe a mujeres o que los traperos las pongan de puta para arriba en sus canciones?

-La forma en que los traperos se expresan puede parecer chocante, pero tampoco creo que sean machistas. No lo son, ellos sólo intentan provocar reacciones viscerales en el público y usan cualquier tipo de crítica al pensamiento establecido, dominante, para posicionarse. Me parece mucho más machista el hecho de las mujeres ganen menos dinero que los hombres. En cualquier capa de la sociedad hay más machismo que en el arte.

-¿Nunca ha visto actitudes machistas encima de un escenario, en un festival?

-Sí, las actitudes machistas están a la orden del día en todas partes, pero creo que se dan muchas menos en ámbitos más cultos, donde hay gente formada. En un estado violento, en un orden económico sostenido por la violencia, las mujeres tienen mucho que perder, más que los hombres.

-¿Por qué el flamenco ocupa ese lugar tan importante en vuestro ADN musical desde La leyenda del espacio, publicado hace 10 años?

-A partir de ese disco somos más conscientes de que hay un intento por parte de las culturas dominantes, la anglosajona en concreto, de aniquilar, de asfixiar las culturas periféricas. Pensábamos que debíamos empezar a reivindicar la cultura de nuestra tierra. El flamenco tiene una influencia enorme en la música popular de todo el mundo.

-¿Cree que Granada a nivel cultural ha mejorado en los últimos 15 años?

-A pesar de la persecución por parte de las instituciones hacia cualquier cultura que se salga de los cánones habituales, de que se apoye mucho más la semana santa que Granada Ciudad del Rock, las cosas van a mejor. Eso sí, la persecución al rock ahora es mucho mayor en Granada. La cultura del rock vive en los bares. Ahora han cambiado los horarios de éstos, impidieron fumar dentro de ellos, han prohibido beber en la calle. Pero todo eso no va a acabar con el rock.

-¿Por qué ha cerrado el Ruido Rosa?

-(Ríe). No lo sé bien. En parte es por esa persecución legal de la que te hablaba contra cualquier actividad distinta. Supongo que Víctor que se ha cansado de luchar contra esas imposiciones legales que impiden desarrollar una actividad comercial en condiciones. Yo sólo pido que dejen trabajar en paz a esa gente.

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