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Sentido y sensibilidad

El arranque de Me No ya te pone la piel de gallina, así que para cuando entra la quejumbrosa voz de Eef Barzelay, uno ya está más que avisado del torrente de emociones que se avecina. Hay una pasmosa naturalidad en Clem Snide para manejar material con tendencia a lo épico, bien entendido, sin que la presunción le estalle entre las manos. Ahora revalida una coherente trayectoria con otro puñado de canciones enormes -Born a Man y su piano entre jazzístico e impresionista- entre las que perderse dejando abierto el billete de regreso. En que va de año, uno de sus grandes discos.

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