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Sokhiev y poder

  • El director osetio y la Orquesta de Toulouse se presentan en el Festival de Granada con una demostración de fuerza en la recta final del certamen

En tres movimientos, el director osetio Tugan Sokhiev y la Orchestre Nationale du Capitole de Toulouse debutaron ayer en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada conquistando el Palacio de Carlos V para el primero de sus dos conciertos, que hacen de clausura de la 61 edición. Esos tres movimientos fueron la 'Obertura Carnaval' de Dvorak, el 'Concierto para piano' de Schumann y la inolvidable 'Sheherezade' de Rimski-Kórsakov.

Con estos tres pasos sobre el tablero, subrayaron la indudable fortaleza y fama de la unión entre este artista y su conjunto, lo que el periódico 'Le Monde' describió como 'sokhievmanía', aunque al director no le guste el término. Se trataba de un programa perfecto para que la orquesta pudiera mostrar al público granadino de lo que es capaz y de su poderío.

Empezaron con una 'Obertura Carnaval' llena de vida, de pulsión, de energía pura y fiesta, con remolinos y acción en todo momento, dejando bocas y oídos abiertos. Fue una forma de presentarse, de decir: "Ya estamos aquí" sin titubeos. Una buena y refrescante elección que el público recibió con entusiasmo.

Con el 'Concierto para piano' el protagonismo pasó, como era de esperar, a manos del pianista Javier Perianes, que ya ofreció un recital solista el pasado 25 de junio en el Patio de los Arrayantes, un artista muy querido por el respetable granadino. El músico onubense se integró en ese binomio indisoluble Sokhiev-Toulouse a la perfección, añadiendo sus propios toques a la obra de Schumann, deliciosa y técnica a la vez. Mucho mérito tiene aportar ideas a una partitura tan importante del repertorio romántico. La actuación de Perianes se llevó tal ovación que el músico tuvo que hacer un bis antes del descanso.

La Orquesta de Toulouse terminó el primero de sus dos conciertos de una forma más evocadora y exótica, con la 'Sheherezade' de Rimski-Kórsakov y sus cuatro historias tan diferentes y llenas de personajes, dejando en el eco del Palacio de Carlos V el mítico solo de violín primero y volviendo a ofrecer al público diversos focos de atención.

'El mar y la nave de Simbad', 'Historia del príncipe Kalender', 'El joven príncipe y la joven princesa' y 'Fiesta en Bagdad. El mar. La nave se estrella contra las rocas', los cuatro movimientos de esta obra maestra se imbricaron con el entorno de la Alhambra a la perfección, por pura sintonía orientalista.

El Festival de Granada dio así una calurosa bienvenida y una ovación al primer conjunto y director de clausura distintos a Daniel Barenboim y la Staatskapelle, que se despidieron del certamen granadino en 2011 tras ocho años. El domingo, formación y director volverán al Palacio de Carlos V con un programa dramático y poderosísimo, con las 'Canciones y danzas de la muerte' y los 'Cuadros de una exposición' de Mussorgski (orquestados por Shostakovich y Ravel) y la cantata 'Alexandr Nevskiy' de Sergei Prokofiev para la película del mismo nombre que realizó Serguei Eisenstein.

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