En los últimos años se han convertido en asiduos de la sala gracias a un directo electrizante y de alto voltaje. Todd Clouser & A Love Electric, el trío que encabeza, han reconciliado con el rock a muchos de los seguidores que pensaban que nada de lo sucedido en los últimos cuarenta años ha superado al que se facturó en los setenta, el que coqueteó con lo mejor del jazz, la improvisación, para fundirse en el jazz-rock, y el atemporal rock progresivo tan denostado por la modernidad.

Con sus anteriores visitas Clouser demostró deslizarse con libertad pero con absoluta fluidez y naturalidad entre el funk, el soul, el jazz y el rock de rastro bluessy, todo ello con la etiqueta de lo progresivo. Con unas improvisaciones eléctricas, chispeantes, el cantante y guitarrista norteamericano se ha situado como la última sensación y el músico que mejor ha revitalizado un estilo que permanecía esclerótico. Clouser procede de la ciudad de Minneapolis en Minnesota, pero desengañado de la escena de su propio país, un buen día emprendió un viaje rumbo al sur, el contrario al que hicieron los bluesmen de los cuarenta, y no se detuvo hasta llegar al Distrito Federal de México.

Allí conoció al mexicano Aaron Cruz y al bonaerense Hernán Hecht, con los que acuerda formar un grupo cuya única servidumbre sea el amor a la música y juntos se dedican a patearse todos los clubs de América, desde California hasta La Patagonia. Así nace A Love Electric, un combo que en poco tiempo logra recibir el máximo reconocimiento por parte de la crítica de jazz más sesuda, y al mismo tiempo sorprender a los aficionados al rock clásico. En los últimos años el trío ha ofrecido más de 500 conciertos, ha acaparado alabanzas de todo tipo de críticos de todas las nacionalidades y ha producido cuatro álbumes como cuatro soles.