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Verbena tropical

Richard Bona no sólo es un viejo conocido de los asiduos al Festival de Almuñécar, sino más bien un hijo predilecto. El público que el jueves abarrotó el Parque del Majuelo como ningún otro día lo había hecho lo esperaba con ansia y una entrega previa inusitadas. El camerunés lo sabe y aviva, zalamero, esa llama. Desde que pisó el escenario se volcó en elogios a la ciudad y a su gente. Mencionó su nombre en reiteradas ocasiones y con su proverbial simpatía y buena actitud, claro, se metió al parque en el bolsillo antes de tocar una sola nota.

Flanqueado por el congoleño Lokua Kanza y por el martiniqueño Gerald Toto, con los que en 2004 editó el disco Toto Bona Lokua, base de su actuación, Richard Bona ejerció de maestro de ceremonias en una noche en que el jazz quedó aparcado en pro de otras música más tropicales.

Junto a sus dos compinches, Bona abdicó de su posición de virtuoso del bajo y se dispuso a ofrecer un concierto en el que primaron las armonías vocales que desplegaron los tres músicos. En su propuesta hay un poquito de jazz como lo hay de soul, de pop, de rhythm & blues, de zouk, de salsa o de calypso.

La aportación antillana de Gerald Toto, dulcificó el conjunto y trazó una línea que más que recorrer África de Norte a Sur, dibujó un paralelo a la altura del trópico por el que pasearon desde la Costa Occidental del continente africano hasta dispersarse por las islas del Caribe y las Antillas en una noche de pura verbena tropical, menos africanista de lo que pudiera parecer, y en la que todo el mundo acabó abandonando su asiento para entregarse al baile como pedían los ritmos y las melodías desplegadas por el trío de vocalistas. Sustentados sobre la batería del cubano Ernesto Simpson, los teclados del holandés Etienne Stadwijk y las percusiones del francés Patrick Goraguer, comenzaron firmes con la reveladora Where I come from y Kwalelo, dos de los temas de su disco conjunto. Le siguió una muy coreada Shadow dancer, que Lokua Kanza incluyera en su álbum Wapi yo para continuar con Dipama, un tema anterior de Richard Bona.

Cuando llegó el turno de Gerald Toto, incansable bailarín durante todo el concierto, abrió el apetito del respetable con un estribillo en el que pedía galletas de chocolate con nata y frambuesas. A esas horas de la noche seguro que alguna heladería de las inmediaciones agradeció el gesto.

Completaron el repertorio con los temas del disco conjunto que los está llevando desde hace unos años por todo el mundo, Ghana blues, Naye, Lisanga… pero también hubo tiempo para el tema Freedom o para el Wapi Yo de Kanza, con el que pretendieron dar por zanjada su actuación. Algo que no iba a permitir el público que además del bis de rigor, les arrancó otro extra a base de contumacia cuando músicos y técnicos ya daban el trabajo por concluido. Y es que la relación de Bona con la capital tropical de la costa es algo más que un idilio y cuando eso sucede las despedidas se hacen muy cuesta arriba, pero que muy cuesta arriba.

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