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Viñetas donde sobra la palabra

  • Víctor Capdevila transmite en su obra las influencias del mundo de la publicidad, el diseño y el cómic · Lorca, el Capitán América o las clásicas modelos de Romero de Torres son algunos de sus protagonistas

En el mundo de viñetas de Víctor Capdevila sobran las palabras. Publicista, diseñador y pintor, su personalidad marca con rotundidad una obra "sin filosofías ni discursos". La Escuela de Arte Granada ha recogido en una sola exposición lo más representativo de su trayectoria: el rostro de un Lorca, con un marcado lado oscuro, compite con héroes como el Capitán América, famosos como Almodóvar y McNamara o los clásicos desnudos de Julio Romero de Torres. Capdevila defiende la "libertad creativa". Él les da la vuelta y los hace especialmente suyos.

Dibujante habitual en los primeros Salones del Cómic de Granada, ha cruzado la frontera del fanzine y los libretos al lienzo -hace un tiempo expuso en Ceferino Navarro una muestra promovida por su admirado Jesús Conde-. Se adapta, sin embargo, a cualquier soporte. "Ya sea un papel de periódico o una tabla", dice, lo importante es "pintar mucho en cualquier material". Lo ha hecho desde niño. Desde "muñequitos de cómic" a paisajes como la Alhambra y el Albaicín o retratos que le encargan, Capdevila imprime en todos ellos un sello muy personal. Fundamentalmente el color -llamativo y vital- y el trazo -grueso y simple-, dibujan en sus pinturas un universo que se mueve entre rectas y curvas pensadas en lápiz y terminadas, muchas de las veces, en ordenador. La composición es fundamental. Prima la sencillez. Después de cientos de bocetos que va descartando reproduce luego el rostro o la figura. Pueden ser personajes u objetos cotidianos como una cafetera.

Siendo publicista sabrá venderse a sí mismo... "Me salgo un poco de lo que hay en el mercado actual", explica. "No me gusta el abstracto ni quiero que nadie busque un mensaje detrás. La imagen y el color hablan por sí mismos y lo único que busco es que resulte agradable".

Entre sus referentes están los nombres de Chillida, Matisse o Modigliari y no falta el color de los impresionistas del pop art: Paul Klee, Chagall o Conde.

Los dibujos más espontáneos sobre papel de periódico, los más figurativos del ámbito musical -otra de sus influencias- con una pintura de Rosendo que llama mucho la atención, los clásicos y reconocibles de Lorca y los desnudos de mujer, o los héroes -más personales- sacados del mundo del cómic son sólo una pequeña muestra del universo de Capdevila que no deja nunca de pintar porque "es así como se aprende".

Puesto que no ha dejado su trabajo como publicista -ahora trabaja para el cartel de un festival de música internacional que no puede dar a conocer aún y en la portada de un libro de un grupo de cirujanos-, ha apartado un poco las exposiciones. "No es el mejor momento para arriesgarse", dice, pero le gustaría seguir mostrando su obra.

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