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Vintage versus retro

  • Imelda May, llamada por muchos la Amy Winehouse del 'rockabilly', destapa su buen hacer en el álbum 'Love tattoo'

Con un marcado acento dublinés y una imagen turbadora, Imelda May está llamada a ser la próxima sensación que recupera sonidos del pasado para ponerlos al día. Como ya hiciera Amy Winehouse con el soul, parece ser que va a ocurrir de su mano con el rockabilly. Aunque para ser honestos hay que reconocer que su propuesta es de más largo recorrido. Una fibrosa banda donde sobresalen los pianos apresurados y los contrabajos que giran sobre sí mismos le pone fondo de rockabilly desenfrenado pero también destila buen blues y jazz añejo.

Porque Imelda adopta una actitud absolutamente vintage pero logra soslayar con cintura -¡y qué cintura!- lo retro. Si lo primero posee el encanto reluciente de lo auténtico, de la denominación de origen, lo segundo nunca logra desprenderse del todo del apolillado aroma del cliché manoseado por el uso. Y en Imelda Mary Higham, que es su verdadero nombre, todo rezuma brillantez. Como si estuviera recién salida de un pliegue del tiempo que a modo de realidad paralela la hubiera trasladado directamente desde los cincuenta a la actualidad. El glamour de las pin-ups, la sensualidad de los tatuajes sugerentes, las atrevidas mallas de piel de leopardo, y el humo impecable saliendo de las bocas de labios rojos perfectamente dibujadas con fondo de tórrido rhythm&blues para un espectáculo burlesque en el que la chica es la perdición del más duro de los gángsters. Todo eso transmite esta chica. Y trae a la memoria los nombres de Betty Page y Peggy Lee. También los de Billie Holiday o Wanda Jackson.

Comenzó tocando en la banda de swing Blue Harlem, y ya en 2003 grabó No turning back, un álbum que firmaba como Imelda Clabby, su nombre de soltera, y que se volvió a editar dos años más tarde. Junto al apadrinamiento de Jools Holland, pianista caliente de larga tradición en las islas, fundador del grupo Squeeze, además de un consagrado presentador de la televisión británica, que quedó prendado de su presencia, ha sido sin embargo este Love tattoo el que la puesto bajo los focos. Publicado en 2008, aunque lanzado ahora en España, le ha valido varios premios y nominaciones, y el éxito arrollador que está obteniendo por todo el mundo ha servido de rescate incluso para su anterior trabajo que se anuncia de próxima publicación regrabado aunque conservando el título.

No olviden a esta vampiresa de ropas ceñidas y tupé con bucle teñido. Podría llevarles a la perdición. Porque puede parecer elegante en los tiempos medios pero se vuelve una fiera arrabalera con las uñas bien dispuestas a ser usadas cuando aprieta el acelerador.

Imelda May Ambassador-Blue Thumb-Universal

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