Vega, cantante cordobesa que inició su carrera en uno de esos tan denostados programas de televisión para nuevos talentos donde no suele haber espacio para el matiz y donde importa más el espectáculo televisivo que la cuestión musical, parece haberse propuesto desde el inicio de su carrera que el público olvide de donde surgió, precisamente para que se centre en su propuesta musical. Y ha puesto todo su empeño en la tarea. Desde que saliera del reality, ha publicado ya cinco discos contando el que viene a presentar esta noche a partir de las nueve en PlantaBaja, en la que es su segunda visita a la sala. Wolverines es un álbum publicado por su propio sello, Madriguera Records, y por tanto un producto fruto de la independencia que ansía. Pasar de las mastodónticas maneras de las grandes empresas de comunicación a la autogestión no debe ser fácil, pero es un síntoma inequívoco de amor genuino por la música. Su hoja promocional mantiene que este álbum supondrán un antes y un después en su carrera. Y para conseguirlo desde luego se ha rodeado de ilustres colaboradores y no ha reparado en gastos. Los nombres de Raphael, con el que canta a dúo uno de los temas, de Budiño o Arturo Sandoval, que hacen lo propio soplando sus respectivos instrumentos, y el de los estudios East West de Los Angeles son dos buenos ejemplos de ello. Y a pesar de ello Vega pone el acento en su directo, del que dice que es próximo y sin artificios, perfecto para llegar por le camino más corto hasta su público.