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Vuelve el blues disparatado de los Guadalupe Plata

  • El grupo es la más maravillosa anomalía que ha surgido en la escena independiente de los últimos años

Guadalupe Plata es seguramente la más maravillosa anomalía que le ha sucedido a la escena independiente en los últimos años. No son otro grupo indie de esos que prestan tanta atención a sus guitarras como a sus peinados. Tampoco pretenden sonar originales pues bucean a pulmón en un género irreductible pero absolutamente pautado como es el blues primitivo, antiguo, demodé. Y rural, simplemente rural. Sus referentes no figuran entre esos nombres que salen de las bocas de los chicos con gafas de pasta para impresionar a sus seguidores; de hecho, solo los completistas o los muy fervientes aficionados están familiarizados con nombres como los de Hound Dog Taylor, Charley Patton o John Fahey. Y de la alta fidelidad mejor ni habamos. Su arsenal lo constituye una esmirriada batería, un barreño que cumple las funciones del bajo y una guitarra destartalada de la que Perico de Dios extrae sonidos realmente diabólicos. Con ello les basta para poner patas arriba cada sala donde presentan su incendiario directo. Con semejantes credenciales lo último que cualquiera podría esperar de ellos es que sonaran tan únicos, tan originales, tan veraces, tan auténticos y, sobre todo, tan contemporáneos. Sin necesidad de apelar a los subterfugios culturalistas y podridos de mercadotecnia a los que recurren la mayor parte de sus coetáneos, se han aupado a la primera posición de los grupos cool. Sus trabajos anteriores, un ep en 2009, y un álbum en 2011, los titularon, sencillamente, Guadalupe Plata. La presentación, obra gráfica del mismo Perico, también mantenía una línea propia muy alejada de las tendencias actuales. Ahora repiten con un nuevo largo titulado, como no podía ser de otra manera, Guadalupe Plata. Una nueva colección de estampas sonoras rabiosas, actuales, clásicas y absolutamente personales, exactamente como son Guadalupe Plata, transgresores e hipnóticos. Después de haber dejado a media España con los ojos como platos paseando su desconcertante directo por todas las salas abiertas, vuelven a la que ha sido su casa para volver a dar una lección de humildad y talento. Sí, de humildad porque genuinamente le quitan toda la importancia; y sí, también de talento porque cuando pisan un escenario les supura hasta desbordar los límites del recinto que lo acoja. Son Guadalupe Plata y presentan su nuevo disco esta noche a partir de las nueve en Planta Baja.

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