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'Yerma' inaugura el Festival de teatro y danza 'Castillo de Niebla'

  • Bajo la dirección de Miguel Narros el espectáculo cuenta con música del cantaor flamenco Enrique Morente interpretada por su hija Soledad Morente

Yerma, la conocida obra de Lorca, fue la encargada de inaugurar ayer el XXVIII Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla, organizado por la Diputación de Huelva, y que se desarrollará durante los meses de julio y agosto en el Patio de los Guzmanes del castillo iliplense.

La versión dirigida por Miguel Narros que pudo verse anoche, está protagonizada por Silvia Marsó y Marcial Álvarez, con música de Enrique Morente interpretada por su hija Soledad. Según explicó el director, la obra constituye "un canto a la libertad, a la mujer yendo hacia adelante, hacia donde le llevan sus pasos, en un contexto como la República donde Yerma quiere un hijo para la causa republicana". Para Miguel Narros el texto representa "un poema trágico que tiene muchos recovecos", al tiempo que constituye "un homenaje a las mujeres de otro tiempo, un homenaje que les debemos a nuestras abuelas".

Yerma es, según el propio García Lorca, un poema trágico con la imagen de la fecundidad castigando a la esterilidad. Dentro, sus criaturas se mueven en un dramático juego universal: la oposición entre las fuerzas de la vida, con su destino de libertad, y la opresión que sobre esas fuerzas se vuelca, incluso hasta llegar a la muerte. En Yerma los prejuicios sociales toman cuerpo en el personaje femenino que da nombre a la obra y van construyendo la narración a través de sus padecimientos y reflexiones. La protagonista no sólo es una mujer que busca tener descendencia para satisfacer un deseo personal, sino que también es una víctima de la sociedad del siglo XX, para la cual las mujeres tenían la obligación de encargarse de las tareas domésticas y cumplir con sus compromisos femeninos, donde la maternidad era un requisito indispensable.

Yerma tiene un único proyecto, en el que se mezclan el deseo personal y el mandato social de ser madre. Un matrimonio sin deseo ni amor, un marido estéril y la presencia de un antiguo pretendiente, se combinan para desarrollar un argumento teñido de tragedia y sutil crítica a una identidad femenina intrínsecamente ligada al orden social establecido. El desenlace final es la última defensa de su sueño imposible y una afirmación rotunda de su destino trágico ante la ciega fatalidad.

Con esta realidad impuesta Yerma se percibe como una luchadora, con deseos e ilusiones díficiles de cumplir, pero aún así perseguidos contantemente por la protagonista a veces dueña de sus ansias y perfil exacto de lo que en la época era la realidad de muchas mujeres, vida impuesta a veces por el orden social.

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