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Zannou, "blanco en África y negro en España", abre el Cine de Tarifa

  • El realizador arranca el festival con su película 'La puerta de no retorno'

El 8º Festival de Cine Africano de Tarifa arrancó ayer con el estreno de la película de Santiago Zannou La puerta de no retorno, en la que narra el regreso de su padre a Benin, país del que emigró hace 40 años y donde al director, mulato, le llamaban "blanco" mientras que en España siempre fue "negro".

Horas antes de la proyección de la película en el Teatro Alameda, recién inaugurado, Zannou, hijo de un africano y una aragonesa y criado en Carabanchel (Madrid), explicó que se siente como un "puente entre dos culturas" y ha añadido que "ser mestizo es ser más rico". Durante el rodaje de la película en Benin, Zannou señaló como "hecho curioso" que allí le llamaban "blanco" y que de pequeño, en Madrid, siempre le decían "negro".

El autor de El truco del manco pretende con su último trabajo que "la gente reflexione y se emocione" porque lo ha hecho desde "la honestidad, el alma y la visceralidad".

Zannou subrayó que inaugurar el festival supone "una gran responsabilidad, un honor y el premio a un sacrificio bastante fuerte", y enfatizó la "calidad" de los 140 filmes que se podrán ver hasta el 19 de junio en Tarifa porque aseguró que este certamen huye del "paternalismo".

Además de la proyección de la película inaugural, la primera jornada del festival incluyó el comienzo de talleres, como el de percusión, que se ofrece al aire libre a decenas de personas con tambores en la Alameda de Tarifa, y de varias exposiciones, una de ellas sobre la Sociedad de Ambientadores y Personas Elegantes (SAPE) de Congo. También están expuestas por las calles tarifeñas las 27 fotografías de gran tamaño seleccionadas entre las 400 enviadas por 75 autores de 25 países africanos que participan en el cuarto certamen Photoafrica, este año dedicado al espacio urbano.

La directora del festival, Mane Cisneros, eludió concretar el presupuesto del certamen porque, según precisó, "la cifra no es lo más importante". El festival "ha salido adelante porque ha sabido trabajar en red, encontrar socios-cómplices y porque sigo creyendo en el trueque", insistió Cisneros antes de indicar que eso le obliga a trabajar con "gente que habla tu mismo idioma". Además, afirmó que han conseguido "estar presentes en todos los continentes a golpe de intercambio". "La unión hace la fuerza", resumió Cisneros la filosofía del festival tarifeño, algo que aprendió y ahora comparte "con los que están al otro lado del Estrecho".

Considerado el festival más importante de Europa sobre cine africano, y con medio centenar de trabajadores implicados, su directora ha resaltado las jornadas dedicadas a las revoluciones árabes de Egipto y Túnez, con la proyección de películas y de una mesa redonda. El festival "es una ocasión única para descubrir Africa y para romper estereotipos y clichés", según Cisneros.

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