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2011: Un año para la 'Lizstomanía'

  • Se cumplen 200 años del nacimiento de Franz Liszt, tal vez el pianista más virtuoso de todos los tiempos, eslabón entre Beethoven y Wagner, creador del poema sinfónico y precursor de la música atonal

Fue un niño prodigio, un hombre inmensamente rico y el mejor pianista de todos los tiempos, según algunos críticos. Escribió piezas de enorme hermosura, como su Sueño de amor o la Rapsodia húngara número 2. Se inventó el concepto de poema sinfónico y al final de su vida se dedicó a experimentar con la atonalidad. Fue un hombre adelantado a su tiempo, un genio que supuso el eslabón de la cadena entre Ludwig van Beethoven y Richard Wagner. Uno de los grandes románticos. Este año se cumple el bicentenario de su nacimiento. Fue Franz Liszt.

Granada también lo recordará hoy con un concierto en el Auditorio Manuel de Falla a cargo del pianista Domenico Codispoti, que interpretará la Sonata en si menor y Tres sonetos de Petrarca, además de Seis estudios de Rachmaninoff. El concierto tendrá lugar a las 20.30 horas.

Quienes asistieron en su tiempo a sus conciertos de piano quedaban apabullados no sólo por su destreza técnica, sino por su manera de improvisar o incluso crear sobre la marcha armonías de obras que mejoraban al original de la partitura. Con Liszt se creó una nueva escuela.

Nacido en Raiding (hoy Hungría, entonces el Imperio Austríaco) el 22 de octubre de 1811, Franz Liszt pronto mostró sus enormes cualidades al piano, lo que hizo que su padre viera en él a un niño prodigio. A los siete años comenzó a estudiar el piano y a los ocho ya realizaba sus primeras composiciones. A los nueve años ya daba conciertos en público.

Eso le valió una temprana carrera como concertista por toda Europa acompañado por su padre, Adam Liszt. El niño se convirtió en la principal fuente de ingresos de la familia y fue saludado por las diferentes cortes europeas.

Con 12 años, Franz Liszt publicó sus primeras partituras, conocidas como Variaciones Diabelli. A esa edad, la familia decidió trasladarse de Viena a París. La intención del padre del joven genio era que estudiase en un conservatorio de París, pero una nueva norma que permitía que sólo los niños franceses estudiasen en los conservatorios, se lo impidió. Fue su propio padre el que tuvo que ayudarle a mejorar su técnica.

Aquella vida de niño prodigio terminaría bruscamente en 1827, a los 16 años de edad, cuando su padre murió de tifus. Liszt dejaría de dar conciertos por Europa durante una época. Empleó ese tiempo en adquirir cultura general y aprender todo lo posible. De vuelta en París, Liszt renunció a las giras y se dedicó a impartir clases de piano para ganar el sustento. Sería en 1830, con 19 años, cuando decidiría tomarse en serio una carrera como compositor después de haber conocido a Héctor Berlioz, que le inspiró enormemente. Paganini sería otro acicate.

Fue a partir de ese momento cuando el talento de Liszt comenzó a emerger. En 1837, con 26 años, protagonizó un duelo pianístico con el virtuoso Segismund Thalberg, del que salió vencedor. Aquello abriría las piertas de la 'Lizstomanía': mujeres histéricas que peleaban por conseguir un pañuelo del músico, dinero a raudales y su nombre extendiéndose como la pólvora por toda Europa.

En 1833 había conocido a la condesa Marie d'Agoult, una mujer casada con la que mantuvo un intenso romance. De él nacerían sus hijos Blandina Rachel, Cósima (que terminaría casándose con Richard Wagner) y Daniel.

Franz Liszt fue el inventor de conciertos tal y como se conocen hoy en día. Pero también el creador de los poemas sinfónicos que tanto influirían a autores como Richard Strauss. En sus últimos años de vida, Liszt casi estuvo a punto de ordenarse sacerdote. Destinaba el dinero que ganaba a obras de caridad, a monumentos para Beethoven o a la creación de escuelas. Mientras tanto, iba experimentando cosas nuevas en la composición, abriendo las puertas a lo que sería la música atonal y los acordes wagnerianos, un compositor al que Liszt siempre protegió. Tras la muerte del pianista, en julio de 1886, la 'Lisztomanía' pasó a convertirse en leyenda. Una leyenda que todavía perdura hoy.

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