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Un bálsamo contra el sistema neoliberal

  • Nacho Vegas presenta hoy su segundo libro de relatos y poemas donde habla en primera persona de "las armas que tenemos para sobrevivir" en un mundo tan hostil como el de hoy

El cantautor asturiano, en una fotografía promocional.

El cantautor asturiano, en una fotografía promocional. / Juan Pérez fajardo

Gabriel Celaya dijo una vez que "la poesía es un arma cargada de futuro". Para Nacho Vegas (Gijón, 1974) también lo es aunque en su segundo libro, Reanudación de las hostilidades, se refiera a ella como "un acto inútil". Inútil en "el buen sentido", subraya el músico asturiano y se para a reflexionar. "Las canciones y los poemas son el fin en sí mismos. Lo bueno de ellos es que no tienen una finalidad práctica. Son como el amor. No te enamoras para algo. Te enamoras y punto. Es algo importante, central en tu vida, pero no te sirve para nada. De hecho, a veces te hiere", zanja Vegas al otro lado del teléfono. Recién llegado a la ciudad y tras un memorable concierto anoche en el Teatro Isabel la Católica junto a Enric Montefusco, antiguo miembro de Standstill, se dispone a presentar una nueva recopilación de relatos y poemas suyos a las 19:00 en el Espacio Central (Fuente de las Batallas).

Con un tono sutil, crudo y revolucionario, el mismo que imprime en sus canciones desde hace un lustro, el cantante de Gijón remite en Reanudación de las hostilidades a un mundo de amor y desamor, de encuentros y desencuentros, de pérdidas, de recuerdos de la infancia, de adicciones, de soledades, de héroes y de heroína(s). Lo hace para hablar de "las cosas importantes de la vida, las que son realmente inútiles -a nivel mercantil-, las armas que tenemos para seguir viviendo y luchando", explica. Pero, ¿luchar contra qué? Silencio. Vegas contesta seguro de sí mismo: "Luchar contra todo aquello que se nos presenta como hostil. Vivimos en un mundo, en un sistema, procapitalista alérgico a las relaciones afectivas. Todos nos necesitamos los unos a los otros. Nos están inoculando la enfermedad del hiperindividualismo. Es algo por lo que merece la pena luchar".

"Hay desencanto con Podemos, aunque sigo confiando en él como una herramienta", dice

La reivindicación de Vegas, un bálsamo contra el sistema neoliberal, surte efecto tras su primera lectura. En ella se descubre a una persona despojada de toda inocencia: "El pasado crece en mi espalda como un enorme tumor, una mezcolanza de plomo y sangre coagulada. ¿Y el mañana? En potencia es una amenaza. Virtualmente aterra. La dicha absoluta es fugaz; quien la tuvo pronto la olvidó. La infancia ha muerto: no hay posibilidad de ser feliz". El pesimista discurso expuesto en la primera parte, muy parecido al que se observa en sus primeros discos, se detiene en seco en la página 97. Uno lo percibe sobre todo en los últimos versos: "Hemos sido derrotados pero no del todo. Sin embargo, hay que reconocer que hemos perdido, señor. Así que agachamos la cabeza, aceptamos la derrota y capitulamos. Pero no se relaje, señor, porque esto no ha acabado aún. Volveremos a levantar la cabeza y llegará un día, señor, en el que saldremos victoriosos. Entonces habremos ganado. Pero no del todo".

El poema sin título está inspirado en una conversación que tuvo Vegas en Latinoamérica el verano pasado mientras estaba de gira. "Tuve la suerte de conocer y hablar con José Mujica -expresidente de Uruguay-. Le pregunté que cómo estaba la cosa y él me hizo una referencia a la Asturias anarcominera. Volviendo al poema, me dijo una frase parecida. Algo así como que las derrotas había que tomarlas, porque eran inevitables, y que había que levantar la cabeza, ya que las derrotas nunca eran definitivas, al igual que las victorias". Además de Mujica, "la clase trabajadora, que no la clase media" también fue una gran fuente de inspiración. Cabe destacar el relato Todos y cada uno, una radiografía de esta clase trabajadora donde aparece un personaje graciosísimo, un hombre que viene a revisar una caldera. "Las personas de la que hablo, reales o inspiradas en gente real, tienen sus dilemas, sus luchas diarias, sus problemas. Al final, todos formamos parte de una misma ciudad, una misma comunidad. La compasión por esta gente viene a reivindicar una especie de ternura necesaria entre todos nosotros", desentraña.

Las relaciones afectivas, como ocurre en su música, ocupan un lugar especial y eso se observa en Comunicación casi humana: "Cuando entra el amor en nuestra vida, ¿quién se atreve a rebatirlo? El amor, el verdadero, es incuestionable hasta el mismo y difícilmente evitable día de su muerte. Ocurre que con gran frecuencia se impone la realidad no verdadera: un eclipse de sol parcial. Una concatenación de insatisfacciones y al fin la sensación de abatimiento. De ser algo constatable la vida es frustrante".

Al final de la conversación, es inevitable no hablar de su candidatura en el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos de hace unos meses. "No me veo como diputado. En absoluto. Me apetecía asomarme dentro del partido, ya que la cosa estaba tan enfangada. No todo lo que vi me gustó, la verdad. Hay cierto desencanto en el partido, aunque sigo confiando en Podemos como una herramienta. Una herramienta que necesita de un poder popular que vigile a este poder institucional", recalca. Por ahora, sigue adherido a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y a La Caja de Músicos, asociación cultural autogestionada que trabaja en el campo del activismo cultural, mientras compone las canciones de su próximo disco, "muy en conexión con la poesía de Carver", adelanta. Que no pare la lucha.

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