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"Antes tenía una casa, una relación y una vida asentada"

  • Pablo Gomis es de los pocos españoles que componen la enorme compañía del Circo del Sol. El payaso aterrizará mañana en Granada para hacer reír a un público más necesitado de risas que nunca

Podría haber sido "científico o dibujante" pero la "selección natural" quiso que Pablo Gomis se convirtiera en payaso. Por el Circo del Sol ha sacrificado mucho: antes, dice, "tenía una casa, una relación y una vida asentada en un sitio". Es lo que más echa de menos, "no poder echar raíces". Tras cinco años en la compañía canadiense el murciano es consciente de que pocos de los "buenísimos" payasos que hay en este país tienen el honor de hacer reír en el mayor circo del mundo. Mañana volverá a colocarse en Granada su disfraz de bufón en el espectáculo Alegría, un montaje que ya han visto más de diez millones de personas desde que arrancó hace casi veinte años en Montreal.

La aventura de Gomis comenzó en París en 2007. Un amigo le convenció para que se presentara al casting de esta obra y le eligieron a él entre treinta aspirantes. Se lo tomó "como unas vacaciones", y sin embargo allí comenzó el trabajo que más éxito le ha dado a pesar de llevar trabajando mucho antes como clown con la compañía que fundó en 2002, Les Bouffons, para la que creó obras como Minuta Pecata, Nemo, I love Canberra o Alicia en el corazón de las maravillas. En Alegría protagoniza dos números junto al otro español del espectáculo: La Moto, "sobre un juego entre niños que discuten pero que terminan reconciliándose", y La Varita, una parodia de las barras rusas.

Si acróbatas y contorsionistas corren riesgos físicos, el riesgo de un payaso es "no hacer gracia. Que yo recuerde no me ha pasado nunca. Sí puede ser que en algún momento no se rían por alguna broma o con algún momento cómico, pero que en todo el espectáculo se rían crucemos los dedos para que no me pase jamás".

Tiene que ver con el distinto carácter de los países que visita. "Es una de las cosas buenas y de las dificultades que tiene trabajar con el Circo del Sol. No actúas para una población en concreto sino que estás girando por distintos países con diferentes sentidos del humor y diferentes ritmos y no tienes más remedio que adaptarte al público".

Ahora que hay "tanta gente seria", a Gomis le encantaría poder hacer reír a "los que no tienen trabajo. La gente tiene mucha necesidad de reírse, algunos por evadirse y otros, simplemente, por seguir disfrutando de la vida, pero en tiempos difíciles o duros la gente sigue queriendo reírse".

¿Se siente un payaso siempre con la obligación de ser gracioso? "Hay días que no tienes ningunas ganas de hacer reír", explica, "pero desde el momento en que te subes al escenario tienes que desconectar de tu estado personal porque es tu trabajo. El público no tiene la culpa de que yo me haya levantado con un mal día y mi obligación es respetar que han pagado una entrada para ver el espectáculo".

Gomis cree que "cada persona tiene una forma diferente de ser gracioso. Una de las claves es poder reírte de ti mismo y no tomarte demasiado en serio para luego hacer que los demás tampoco te tomen en serio. Es uno de los pilares básicos". El clown defiende que España siempre ha tenido "una gran tradición de payasos por toda Europa pero en España si no sales en la tele no llegas a ser famoso, tenemos el estigma del reconocimiento por el gran público".

Hacer durante tanto tiempo el mismo número en Alegría tiene sus pros y sus contras. "Lo bueno que tiene este trabajo es que haces la misma rutina todos los días y puedes llegar a perfeccionarla mucho porque se trata de cosas milimétricas. Puedes probar un segundo de tiempo de diferencia para ver si algo funciona más o menos. Aunque a veces me sienta un poco cansado de hacer lo mismo, sigues descubriéndote y sorprendiéndote".

Su casa en Murcia ha terminado convirtiéndose en su lugar de vacaciones. "Todo ha cambiado bastante, sobre todo por el hecho de que no tengo un sitio fijo. Soy tan móvil como la vida".

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