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El clásico reinventadoCabreo y glamourVuelve el Dulce Mateo

Sin la popularidad de Veloso o Nascimento, Valle es uno de los más reputados representantes del pop brasileño. Su amplia discografía recorre desde los 60 no sólo la samba o la bossa nova, sino también incursiones en el campo del rock brasileño o del jazz. Pero ojo, el título es engañoso, pues no es una recopilación de sus mejores temas, sino un compendio de tres álbumes grabados para un sello inglés desde el 94. Desde entonces ha venido jugueteando con la electrónica para sacarle un brillo downtempo a sus clásicos de los sesenta. Es lo que él mismo llama nova bossa nova. Música ideal para ambientar los fiestas a las que acuden las chicas de vestidos vaporosos.

A final de mes los tendremos en la ciudad y a juzgar por la rabia que siguen vomitando en su nuevo álbum, yo no me los perdería. Electro-rock futurista, sintetizadores vintage y las voces clínicas y espectrales de Mira Aroyo y Helena Marnie para confeccionar el repertorio que con más criterio y personalidad ha sabido reinterpretar ese cruce bizarro entre la electrónica fría y el rock combativo de ojeras marcadas y tez blanquecina de los 80. Es verdad que su capacidad de sorpresa ya no es la de los primeros discos, pero la compensan aferrándose con firmeza y convicción, con precisión quirúrgica a ese sonido distintivo, al mismo tiempo siniestro y glamouroso, puro Ladytron.

Después de un disco acústico y otro de versiones junto a Susana Hoffs (The Bangles), y algunos devaneos psicodélicos junto a Van Dyke Parks, a Matthew Sweet se le habían pasado los primeros años del nuevo siglo en otros menesteres y sus fans se temían que hubiera traicionado su inquebrantable adhesión al power-pop de guitarras saturadas y melodías adhesivas. Con estas Mentiras luminosas recupera a los músicos con los que hizo Girlfriend, su mejor álbum, y con ellos el pulso para el clásico pop guitarrero. Con el mástil bien sujeto y echando el resto frente al micro, sweet vuelve a brillar a gran altura. Y regala perlas tan redondas como Byrdgirl, tan buena como las mejores de los 90.

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