La invitación de Francisco Baena para interpretar la obra de José Guerrero ha devuelto a Granada a una artista que formó parte de la nómina de artistas que la Facultad de Bellas Artes de la ciudad ha importado al panorama nacional e internacional.
-Inició su andadura en Condes de Gabia, que fue el escenario de su primera exposición en 1998. ¿Cómo ha evolucionado desde aquel año?
-Mi trabajo se ha centrado desde los inicios en el análisis y el estudio del color. De mis primeros cuadros, con superposiciones de planos de color, hasta las esculturas, las obras de vídeo y las intervenciones en el espacio ha habido una evolución lógica y que tiene un punto de inflexión con la exposición Rojo en el Instituto de América de Santa Fe, donde instalé unos cuadros sobre el suelo y de esta forma las pinturas adquirían un carácter más objetual.
-Después de una vida dedicada a indagar, investigar y trabajar sobre el color. ¿Cuál es su color favorito? ¿Qué papel tiene el color en su vida diaria?
-Por supuesto que el color tiene un papel importante en mi vida pues trabajo con él, sin embargo no tengo ningún color favorito, utilizo por igual todos los colores del espectro. La ordenación de los colores por series forma parte de mi metodología de trabajo.
-En declaraciones a este periódico en el año 2004 afirmaba que "tanto Sevilla como Granada son los dos grandes focos del arte contemporáneo andaluz". A día de hoy, ¿se puede mantener esa afirmación?
-Pienso que Granada, Sevilla y Málaga, al tener facultad de Bellas Artes tienen un mayor número de artistas y su repercusión en el Arte Contemporáneo por tanto también es mayor.
-Como buena conocedora del mercado contemporáneo a través de Arco, en el que tantas veces ha participado, ¿todo depende ahora de las instituciones, o hay coleccionistas privados en activo?
-Pienso que aquí el coleccionismo tanto público como privado es muy débil y que debería existir más apoyo a los artistas, al menos por parte de las instituciones públicas, que han visto reducidos sus presupuestos debido a la crisis.
-En la muestra del Centro José Guerrero clausurada este fin de semana cada planta obedecía a una forma distinta de entender el color. En otras exposiciones, como la que realizó en la Casa Encendida de Madrid, aplicaba el color directamente sobre la pared. ¿Jugar con la arquitectura del espacio es una constante en su trabajo?
-Me interesa trabajar con las cualidades específicas de los espacios y ver cómo estos pueden cambiar con sólo modificar un aspecto de ellos. En el caso de la intervención en la Casa Encendida fue el color aplicado sobre las paredes lo que transformaba la percepción que teníamos sobre este espacio no expositvo (el pasillo). En Dieciocho colores para un ensayo he tenido muy presente la arquitectura del Centro Guerrero y cada instalación se adaptaba perfectamente al espacio en el que se ubica.
-El ciclo de Diputación en el que se ha enmarcado esta muestra, Dieciocho colores para un ensayo, trata de acercar el expresionismo abstracto de Guerrero a través de la visión de diversos artistas actuales. ¿Cómo ha influido el artista granadino en su obra?
-Yo no conocí personalmente a Guerrero, pero sí he tenido acceso muy directo a su trabajo gracias a todas las muestras que se han realizado en el Centro.
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